El encuentro intensivo de 4 días de las provinciales y delegadas con la Madre General y sus consejeras fue un momento para centrar la mirada en nuestra congregación y en la vida religiosa con los ojos de nuestro Señor. ¿Qué le espera a la vida religiosa en esta época de decadencia en la que terminamos una era de nuestra civilización y afrontamos una nueva? Emili Turu,hermano marista, nos acompañó para mirar las realidades que este período de decadencia trae a nuestro mundo y cómo afecta a nuestra vida consagrada. En este tiempo en que vivimos, se nos desafía a afrontar, aceptar y abrazar nuestra fragilidad y vulnerabilidad personalmente y como congregación. Dios está haciendo las cosas de nuevo. Ya está brotando, ¿no nos damos cuenta? El Hermano Emili planteó varias preguntas que fueron muy útiles para recibir los nuevos dones que Dios nos está dando mientras recorremos el camino de la transformación:
(1) ¿De qué manera ha evolucionado nuestra congregación a lo largo de los años en respuesta al contexto, y cómo crees que evolucionará en la actualidad? (2) ¿Hay algo en nuestra congregación que esté estancado? ¿Cuáles son los signos? ¿Qué es lo que tenemos que abandonar o dejar ir? ¿Cómo vivo la esperanza en este momento? ¿Qué es lo nuevo que ya está brotando y que tenemos que ayudar a nacer?
Con estas preguntas tuvimos un diálogo profundo y lo que resonó en muchas de nosotras fueron los sentimientos de profunda gratitud, confianza y seguridad en Dios, esperanza viva y sentido de congregación del Cuerpo.
Con lamirada puesta en la19ª Congregación General, los siguientes puntos nos ayudaron a situarnos en el diálogo familiar:
«Queremos prepararnos para que el Señor nos revele lo que quiere de la Congregación y cómo la quiere a partir de ahora. Nuestro deseo entonces era tener la mirada del Padre para poder ver las cosas como Él las ve». En la oración, se nos llevó a considerar cómo mira el Padre sobre nosotras personalmente y como congregación. Del mismo modo, intentamos mirar a la Congregación con los ojos del Padre. Le pedimos «ayúdanos a mirar a nuestras Hermanas, a todo el Cuerpo, y a ver lo que Él quiere que veamos. Llamadas a ser sus instrumentos, hoy le pedimos ser su mirada, con su corazón, para aportarnos unos a otros rasgos, colores, matices del Cuerpo.
Pasar una mañana con nuestros formadores a través del zoom por todo el mundo nos dio una visión global de cómo nos va con la formación en nuestras respectivas provincias. La alegría del Sembrador es ver que las semillas germinan, crecen y producen al máximo. La confianza es una virtud de quienes se ocupan de la tierra. Qué bella imagen para describir la formación. Fue una experiencia enriquecedora escuchar las preguntas, reflexiones y puntos de vista de nuestros formadores. Tras nuestro diálogo con los formadores, lo que quedó en nuestros corazones fueron sentimientos de gratitud y esperanza.
Tuvimos la bendición de contemplar juntos nuestra congregación. Nuestros encuentros personales con el Señor, nuestros diálogos y conversaciones familiares y las experiencias de fraternidad eran como tesoros que habíamos encontrado y por los que estábamos dispuestos a invertir todo lo que teníamos.
Emelinda «Lynn» Correa Falsis, FI
Provincia del Indico-Pacífico