Querida Graciela: en el día de tu cumpleaños queremos que sientas, junto a tu alegría por la vida y por tantos dones recibidos en ella, la alegría y la gratitud de todas las Hijas de Jesús.
Nos unimos para agradecer al Señor tu entrega constante, día a día, hora a hora, a todas y a la misión del Cuerpo. Quienes te vemos damos fe de ello.
Junto a tu bondad, que no es poca cosa, tu detalle, tu capacidad de observación y cuidada memoria, podríamos destacar muchos otros regalos que has recibido de Dios y pones al servicio de los demás en el oficio que asumes, además serena y responsablemente.
Hoy destacamos cómo procuras acompasar tu ritmo al ritmo de Dios y te tomas tu tiempo para estudiar y decidir los asuntos. Deben ser las cosas del discernimiento que, siendo eficaz por la paz que deja y porque mantiene los ánimos unidos, sabe de la paciencia de Dios con sus hijas e hijos.
Terminamos parafraseando lo que hoy podría escribirte la M. Cándida: “Yo también pedí y pido mucho por usted y por todas mis amadas hijas para que todas seamos muy fieles discerniendo según la orientación que nos dan las Constituciones”.
Graciela: FELICIDADES Y GRACIAS POR TU VIDA.
HH del Consejo y de la casa Curia.