El 24 de diciembre, el Papa Francisco abrió oficialmente el Año Santo con el rito de apertura de la Puerta Santa de la Basílica de San Pedro. Algunos habremos leído la Bula de convocatoria del Jubileo 2025 y muchos estarán cerrando ya sus viajes para peregrinar a Roma y celebrarlo con sus grupos de referencia de vida o de profesión.
El 11 de febrero de 2022 escribía el Papa a Monseñor Rino Fisichella, Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización, para confiarle la responsabilidad de encontrar las maneras apropiadas para que el Año Santo se prepare y se celebre con fe intensa, esperanza viva y caridad operante.
Rescatamos de esta carta algunas claves que nos pueden ayudar a vivir este Año Jubilar con profundo sentido de Iglesia y con la intención de dejarnos convertir por el amor de Dios que nos mueve siempre a la comunión.
Primera clave: El Jubileo 2025, etapa de un camino eclesial
- En el Gran Jubileo del año 2000 celebramos juntos todos los cristianos los dos mil años del nacimiento de Jesucristo, Salvador de la humanidad.
- El Jubileo Extraordinario de la Misericordia, celebrado en 2016, nos ha permitido redescubrir toda la fuerza y la ternura del amor misericordioso del Padre, para que podamos ser sus testigos.
- El año 2024 se ha dedicado a la oración para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo. Oración para agradecer…, alabar…, que nos compromete…, que se traduce en compartir el pan de cada día…, que permite dirigirse a Dios…, vía maestra para vivir la contemplación en la acción…, para recibir la abundancia de la gracia…
Segunda clave: Desde la situación de nuestro mundo
En los dos últimos años (recordamos que está escribiendo en 2022) no ha habido país que no haya sido afectado por la inesperada pandemia que, además de hacernos ver el drama de morir en soledad, la incertidumbre y la fugacidad de la existencia, ha cambiado también nuestro estilo de vida.
Tres años después, añade la realidad de un mundo sumergido en la tragedia de la guerra.
Tercera clave: Concreción social
Debemos mantener encendida la llama de la esperanza que nos ha sido dada, y hacer todo lo posible para que cada uno recupere la fuerza y la certeza de mirar al futuro con la mente abierta, corazón confiado y amplitud de miras.
Todo esto será posible si somos capaces de recuperar el sentido de la fraternidad universal, si no cerramos los ojos ante la tragedia de la pobreza galopante que impide a millones de hombres, mujeres, jóvenes y niños vivir de manera humanamente digna… para formar un conjunto coherente. Pues el cuidado de la creación es expresión esencial de la fe en Dios y de la obediencia a su voluntad.
Cuarta clave: Caminar JUNTOS
La peregrinación hacia el Jubileo podrá fortificar y manifestar el camino común que la Iglesia está llamada a recorrer para ser cada vez más claramente signo e instrumento de unidad en la armonía de la diversidad. Será importante ayudar a redescubrir las exigencias de la llamada universal a la participación responsable, con la valorización de los carismas y ministerios que el Espíritu Santo no cesa de conceder para la edificación de la única Iglesia.
Si te dispones a ser peregrino o peregrina en este Jubileo, antes de emprender el camino, pregunta al Señor: ¿Qué deseas convertir en mí para que pueda ser testigo de tu Esperanza? Y lleva su repuesta en el corazón. ¡Feliz Jubileo 2025!
Lee la carta completa. Puedes acceder a toda la información del Jubileo en su web oficial.