El pasado viernes 19 de febrero llegó a Argentina Celina García, de Uruguay, con una gran sonrisa, propia de su andar, cargada de deseos y disposición. Como hermanas la recibimos en Villa Ocampo y fuimos disponiéndonos para la celebración de entrada al postulantado que sería al caer de la tarde.
En clima fraterno y con muchos detalles, la celebración fue trayendo a su familia, seno de su vocación y al cuerpo Congregacional, así acogíamos a Celina a nuestra Congregación, como postulante.
Eran las 7 de la tarde cuando ingresé al postulantado…
En la ciudad de Villa Ocampo el día viernes 19 de febrero se reunió la comunidad celebrar el inició de mi experiencia de postulantado. Fue una ceremonia sencilla partiendo con la lectura del Evangelio, haciendo una reflexión conjunta, enriquecida con mutuos agradecimientos y mociones.
Hoy llevo en mi pecho la medalla de la Inmaculada como signo visible de esta etapa que inició. Juntas compartimos lágrimas de consuelo y alegría, esa alegría que caracteriza a las Hijas de Jesús.
Una pregunta me nacía ¿Cuál es el camino que me lleva hasta aquí? Retomando el texto de Juan (4, 35-39) contemplado en la celebración me nacía
– A los discípulos les basto confiar en todo lo que por medio de Juan sabían de Jesús. Les basto saber que Cristo era el Cordero de Dios, y lo siguieron.
– Hoy siento que no lo sé todo, pero sí confío en quienes me anteceden, partiendo hoy desde las propias hermanas con las que compartí este momento, y otros antecesores mucho más lejanos, que fueron verdaderos mediadores de Dios.
– Confío en las palabras de Jesús y de los apóstoles, confío en la educación recibida, en las palabras de ánimo de los buenos amigos en el Señor.
– Confío en las experiencias de encuentro con Jesús donde me sentí profundamente feliz, experiencias en las que lo vivido me colmaba por entero.
– De corazón espero continuar en el camino del SI y de la confianza, fortaleciéndome en los encuentros y teniendo el corazón dispuesto y la mano tendida a quienes lo necesiten.
Deseo que mi experiencia sea como la de Juan, que lleve a otros a Jesús, en una clase, reunión, encuentros con familias, entre la propia Congregación, entre adolescentes y niños, en todos y cada uno de ellos: que mi modo sea el de Jesús.
Le digo SI a Dios en mi vida, confío como Cándida “Quien te ha dado el deseo te dará el poder y la gracia…” ahora solo queda seguirlo y que todo se para mayor gloria de Dios.
Agradezco al cuerpo Congregacional, a Santa Cándida porque gracias a su sí primero aquí estamos todas.
Reciban todas unos cálidos saludos y mi agradecimiento a la distancia, y la cercanía de los corazones. Las que me hicieron llegar un regalo, las que rezan, las que se comunicaron, unidas todas en Jesús y María.