Desde nuestra experiencia de fe, y con profundo sentido de Iglesia, hoy podemos decir: ¡El Señor ha resucitado y esa es nuestra alegría y esperanza!.
Le pedimos que ejerza en nosotras el oficio de consolador para poder nosotras consolar a muchos y también para que nos dejemos consolar por los demás.
Seguimos unidas y en salida, como las mujeres del evangelio, anunciando a la humanidad que sufre que Dios es Padre y que en Él todos somos hermanos.
Hermanas del Gobierno general