Como ya compartíamos unas semanas atrás, terminada la Congregación General XIX inició un tiempo de gracia en cada Provincia que fue recibiéndola. Durante los meses de julio y agosto, las comunidades de Bolivia, Argentina y Colombia vivieron los encuentros de transmisión de la Determinación de la Congregación General XIX, un tiempo de gracia que les permitió acercarse juntas a este nuevo llamado del Espíritu. En cada país, la experiencia se desarrolló en clima de familia, con sencillez, profundidad y una sincera apertura a lo que Dios quiere seguir realizando en nosotras.
Los encuentros tuvieron lugar los días 25 y 26 de julio en Bolivia, 9 y 10 de agosto en Argentina, y 23 y 24 de agosto en Colombia. En la transmisión de Argentina se contó con la presencia de la Hna. Graciela Francovig, Superiora General, quien acompañó y animó con generosidad.
En cada realidad provincial, se compartieron resonancias, las preguntas que surgían desde la lectura del texto y los deseos de futuro que brotaban en los corazones. Con una metodología simple, se dedicaron espacios de oración personal y trabajo en grupo, buscando comprender y orar la Determinación como una palabra viva que toca la raíz de nuestro ser Hijas de Jesús.
Bolivia
En Bolivia, la transmisión se vivió con alegría y compromiso. Las hermanas acogieron el texto “con deseo de conocer lo que Dios quiere para nosotras”, compartiendo en grupos cada parte de la Determinación. Según expresó Rommy Villarroel, “fueron dos días de estar en contacto con la Determinación, que nos pone en camino; juntas emprendemos la búsqueda de un horizonte en Bolivia desde nuestra realidad. Queda de fondo la pregunta: ¿Qué quieres de nosotras, Señor? ¿Cómo nos quieres en Bolivia?”.
Argentina
En Argentina, el clima fue de escucha, diálogo y comunión. Como relató Celina García, fue “un encuentro de hermanas, un tiempo de gracia que renueva la confianza de que vamos juntas y todas somos importantes”. La experiencia despertó gratitud y el compromiso de seguir caminando en fidelidad: “Siento que este tiempo nuevo nos invita a volver al origen, a redescubrir la raíz de nuestra vocación, y desde ahí dar vida nueva a la misión que compartimos con otros”.
Otras hermanas expresaron que esta transmisión fue “una rica experiencia de fraternidad”, donde las determinaciones se recibieron “como confirmación de lo que el Señor va hablándonos en lo cotidiano”. Para Nina Sotelo, fue también “una prueba de confianza fraterna al comunicarnos lo vivido en la Congregación General, una respuesta a lo que el mundo de hoy necesita, refuerzo de la unidad y esperanza de seguir buscando lo que Dios quiere para nuestro bien”.
Colombia
En Colombia, la experiencia estuvo marcada por la belleza del entorno y la profundidad interior. Rodeadas de naturaleza, las hermanas vivieron la transmisión como “una experiencia transformadora que nos permitió reconectar con nuestra identidad como Hijas de Jesús”, en palabras de Ana Apolonia Mendoza López (Pola).
Fue un tiempo de renovación vocacional, que invitó a “reflejar el rostro de Jesús como expresión viva de amor filial y, desde ahí, ser enviadas a vivir como hermanas”. El clima fraterno, la escucha y la comunión dieron fuerza para asumir el compromiso de cultivar gestos concretos de fraternidad y esperanza. Teresa Ramírez añadió que fue “una experiencia de conversión plena”, que animó a vivir la vocación reconociendo los dones recibidos y abrazando las fragilidades en fe, para que el Espíritu siga conduciendo nuestra vida congregacional.
Así, desde las diversas realidades de América Andina, resonó una misma voz de gratitud, esperanza y compromiso. La Determinación fue recibida como un llamado a volver al Evangelio, a recrear nuestra filiación y fraternidad desde lo esencial, y a mantener vivo el deseo de seguir tejiendo juntas los pasos que el Espíritu nos invita a dar.
