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«Un carisma vivo, un camino compartido», por Graciela Francovig

mayo 9, 2021

Graciela Francovig, Superiora General de las Hijas de Jesús, se hacía presente el pasado sábado en el Encuentro virtual de la Familia Madre Cándida. Aportaba una reflexión sobre el lema de la celebración de los 150 años de la fundación de la Congregación, «Un carisma vivo, un camino compartido». Con cercanía, detalle y acierto, fue comentando las dos partes del lema y conectándolo con la experiencia carismática de la M. Cándida. Ante el retablo del Rosarillo y viajando después por la historia de la Iglesia y de la Congregación, nos invitaba a buscar el nuevo rostro del carisma, del que nos habla la Determinación de la CG XVIII. Llamada a una búsqueda conjunta de laicos e Hijas de Jesús, desde nuestras vocaciones particulares, como Familia carismática.

Te ofrecemos un resumen de su charla pero también puedes descargarte el documento completo o volver a escucharla en nuestro canal de YouTube.

 

«Un carisma vivo, un camino compartido»

Jornada 8 de mayo de 2021

INTRODUCCIÓN

En esta situación de pandemia que estamos viviendo, queremos ofrecernos un espacio de vida juntos para acercar distancias, nos ponga rostro y nos fortalezca para la vida.

El día escogido para celebrar esta jornada es especialmente significativo para todos nosotros: mes de mayo, sábado, día 8… Es día de la Virgen María, nuestra Madre. Y además, hoy es la fiesta de nuestra Sra. de Luján, patrona de Argentina. 

Vivimos un momento de gracia y la posibilidad de profundizar en nuestra identidad, de agradecer lo que somos, lo vivido hasta ahora, para seguir haciendo camino. Se nos llama a ofrecer un nuevo rostro del carisma y hemos de buscar cuál es ese nuevo rostro.

 Juana Josefa recibe una inspiración ante el altar del Rosarillo en 1869, es un don que se va haciendo realidad. Esa inspiración, ese sueño, ese sí, va madurando; primero en ella, luego en las que se unen a ella. Hoy las personas que se unen son laicas y laicos, otra forma de vida en la Iglesia. El Espíritu siempre está actuando.

La Iglesia nos confirma que el camino que la M. Cándida inicia es camino que conduce a la santidad. Y la santidad es llamada y don para todo bautizado, es la meta de un carisma vivo, un camino compartido.

1. UN CARISMA VIVO (ante el Rosarillo)

«Carisma» es el “don gratuito que el Espíritu Santo ofrece a personas para el desarrollo y la renovación de la Iglesia”. (Cfr. LG 12). 

a. En el altar del Rosarillo encontramos filiación y cristocentrismo.

En el Rosarillo recibimos nuestro nombre, que nos marca con dos rasgos esenciales:

– ser Hijas, la filiación,

– de Jesús, el cristocentrismo.

La experiencia de fe de la M. Cándida se vive y se expresa como filiación. Ser hija es una manera de estar en el mundo y de relacionarse con él y con los demás, es reconocer la dignidad de hijos. La familiaridad con Dios y la sencillez en las relaciones con los demás fue algo característico en nosotras.

Todo el altar del Rosarillo habla de familia. En el Rosarillo podemos encontrarnos como familia y descubrir unos y otros que somos hijos y Jesús, es el centro.

b. La llamada que nos hace la CG XVIII ante el Rosarillo.

“El carisma de la M. Cándida es un regalo del Espíritu a la Iglesia, vivido desde las dos vocaciones… Queremos seguir abiertos y en búsqueda del horizonte y de los pasos que el Espíritu nos impulse a dar como Familia carismática” (Para ir y anunciar, 8).

Los laicos pasan de ser colaboradores de las Hijas de Jesús para descubrirnos mutuamente que todos, somos colaboradores de la misión de Cristo. Juntos, Hijas de Jesús y laicos, formamos la familia M. Cándida, porque ella marca el punto inicial. 

¿No será el vivirnos como Familia el nuevo rostro que estamos llamados a ofrecer? 

 

Algunas notas del contexto eclesial desde el que escuchamos esta quinta llamada de la CG XVIII:

– El hoy está marcado porque somos la Iglesia de 56 años después del Concilio Vaticano II. Somos “pueblo de Dios” y queremos ser, como dice el Papa Francisco, Pueblo de Dios en salida.

– A 25 años del documento Vita Consecrata, donde se afirma que hoy algunos Institutos por diversas razones, han llegado a convencerse de que su carisma puede ser compartido con los laicos; se invita a la misión común y a beber de la propia espiritualidad. (VC54)

– Las palabras del Papa Francisco cuando proclamó en 2014, el Año de la Vida Consagrada, recordando que alrededor de los institutos religiosos hay “familias carismáticas”, formadas por varios institutos y también cristianos laicos que sienten esa llamada, a participar del mismo espíritu carismático.

Van siendo llamadas repetidas desde la Iglesia que, sin duda, recoge lo que el Espíritu va sembrando en la vida.

Tiempos de Sinodalidad: caminar juntos escuchando al Espíritu Santo de Dios con relaciones de cercanía y cordialidad.

La mujer: El mundo necesita en todos los tiempos y hoy también, de la presencia activa y aporte de la mujer.

Llamados todos en Laudato Sí a vivir y relacionarnos de otro modo con la casa común. Y en Fratelli Tutti a vivir la consecuencia de ser “hijos”, la fraternidad universal, el hacernos hermanas y hermanos cada día. No nos olvidemos de subrayar esta nota de la universalidad: nada ni nadie está excluido de esa fraternidad.

2. UN CAMINO COMPARTIDO (espiritualidad y misión)

El carisma está vivo porque descubrimos cómo la bondad de Dios actúa también por medio de nosotros. Somos mediaciones de su cuidado y de su misericordia, como tantas personas de buena voluntad.

Y que el carisma permanezca vivo pasa porque sigamos haciendo camino compartido y abriendo paso al FUTURO. En clave de “magis”, la vitalidad del carisma pide “más”, pide compartir más espiritualidad y más misión. Nos invita y urge hacernos disponibles al querer de Dios, desde el discernimiento; y desde éste, disponibles a la misión, servir donde más se necesite.

a. Pide compartir espiritualidad

Se trata de vivir, como Familia carismática y “en familia”, el discernimiento personal y el discernimiento en común, de hacernos verdaderamente disponibles a los movimientos del Espíritu, adonde Él nos quiera llevar.

– Un trabajo que es para ustedes, laicos, es su vida, es su fe, es su proyección apostólica. Como adultos en la fe, ya hace tiempo que es “su hora”. La forma laical de vivir el carisma es de ustedes.

– Pero el trabajo es para nosotras, Hijas de Jesús, abiertas a la frescura de una mediación nueva, a la mediación de nuestros hermanos laicos, que descubren su propio camino y nos piden caminar juntos, desde lo que somos como mujeres consagradas. Y así ambas vocaciones mutuamente nos ayudamos a vivir nuestro don.

b. La vitalidad del carisma pide compartir misión

Nuestras notas carismáticas las vamos a encontrar y las haremos crecer también en la misión misma. Y la misión es la vida entera.

El 150 aniversario es el terreno apropiado para  la búsqueda del querer de Dios y ser signos de vida en las circunstancias de este tiempo. Sabemos que no hay recetas, sino caminos a los que hemos de ir dando forma a partir del discernimiento para hacer opciones concretas.

 

Me agradaría mucho recibir de parte de todos ustedes propuestas, personales y/o comunitarias, que nos ayuden a seguir creciendo como Familia.

Muchas gracias.

Graciela Francovig FI

 Terminamos este resumen con las palabras de Graciela al comienzo del encuentro aplicadas al día a día:

«Que María nos acompañe, guíe nuestros pasos y nos ponga con su Hijo, para llegar a ser, como Familia Madre Cándida, lo que estamos llamados a ser hoy en la Iglesia y el mundo».

 

 

 

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