¿Casualidad o causalidad?
Que no fue casualidad lo del censo de Cirino.
Ni la herida que dejó cojitranco y yacente y aburrido a Iñigo, en Loyola.
Ni que Juana Josefa fuera a Burgos: “por qué fui a Burgos” apunta en su vieja libreta.
Ni la hostilidad hacia los jesuitas que provoca su dispersión y le lleva al P. Herranz de León a Valladolid. Su estilo de vida le va a dar un margen de maniobra que quizá no fuera posible si estuviera situado en una comunidad convencional.
Ni el destino del magistrado Sabater, de Burgos a Valladolid. Con toda su familia.
Ni la amistad de las dos familias: los Herranz y los Sabater..
Tampoco fue casual el encuentro de los dos en la iglesia del Rosarillo, en el confesonario de aquel altar lateral de la Sagrada Familia.
Acostumbrados a la cercanía de Dios, los dos habían recibido dones de revelación, aquel 2 de abril del 69; era Viernes Santo. En oración, diálogo y discernimiento tratan de inquirir… “el dedo de Dios…” entre los dos queda el secreto.
No fue casualidad: los caminos de Dios no son nuestros caminos, reza algún salmo.
Y en esos cotidianos avatares, adversos a veces, que no casualidades, buscan y hallan a Dios y hacen converger todas sus sinergias para cumplir su voluntad.
Están muy acostumbrados a ver y amar a Dios en todas las cosas y a todas en ÉL…
Por eso van a Salamanca en aquella vieja diligencia, “a la tierra que te mostraré “
Los compañeros jesuitas, tenían razón de preocuparse por el P. Herranz; joven y muy bien formado: todo un activo social para la Compañía y la Iglesia. ¡Y dónde se mete!
Y el Provincial pensó así: lo destinó a Vigo, lejos, cuando vió que la cosa iba en serio.
Batalla perdida; la fuerza de Dios está de su parte: “Quién como Dios” …
Otra casualidad: Herranz se llama MIGUEL.
Y el Espíritu de Dios le sigue impulsando, a pesar de la distancia física, a mantener viva la llama de aquello que empezó en el Rosarillo.
Sus continuas Cartas, sus Escritos, hoy, providencialmente, forman parte de nuestro patrimonio espiritual
Nosotros jugamos con ventaja: hemos visto y palpado las maravillas de nuestro Padre Dios, que sigue mirando la pequeñez de su esclava. Han pasado 146 años ya.
HIJAS DE JESÚS en misión: de Mozambique a Japón; de Usuaia al Caribe; de la vieja Europa hasta Filipinas atravesando Bangladesh, Myanmar, Thailandia y Vietnam, llegando hasta China continente y Taiwan. Florecen vocaciones de toda raza y lugar.
Aunque, como al principio: “pocas en número… no importa. La obra no es vuestra. Es de Dios”. Como nos decía al principio el P.Herranz.
Nuestro HOY es tiempo de esperanza teologal… “estaré con vosotros hasta el final”
Con MARÍA cantamos la grandeza del Señor, y nuestro espíritu se alegra en Dios nuestro salvador. Somos HIJAS DE JESUS, llamadas a salvar, a sanar… como Él.
Teresa Zugazabeitia F.I.