Una esperanza cumplida
Nuevamente, encontramos a la Superiora general de las Hijas de Jesús fuera de Roma. Ahora, en República Dominicana.
Estos encuentros con unas y otras partes de la Congregación son una parte de su oficio, quizá la más visible y sonora, y seguramente la más esperada.
En esta ocasión, las hermanas de Santo Domingo la esperaban en el aeropuerto el día 25. Después, la esperaban con la mesa puesta en Elías Piña, muy cerca de la frontera con Haití. El jueves por la noche en Santiago de los Caballeros, a la puerta de casa, las hermanas de Ntra. Sra. de la Esperanza estaban preparadas para recibirla.
Luego, aquí y allá, cada una espera poder tener un encuentro más personal. Todas esperamos ese momento de compartir sobre nuestra vocación, de lo que nos anima o lo que nos cuesta, de nuestro camino de crecimiento, de superación…, de seguimiento. Un camino siempre único, un trazado “exclusivo”.
Graciela va visitando las casas de la Congregación en esta región de la Provincia Brasil-Caribe. También se va encontrando con las obras educativas que las Hijas de Jesús animamos en el país. Aquí las escuelas son del Estado, pero tenemos un convenio por el cual dirigimos siete. Ya hemos visitado el Politécnico Virgen de la Altagracia, la Escuela Virgen del Carmen y la Escuela San Martín de Porres en Santo Domingo y la Escuela del Valle Elías Piña. Aquí, el curso ha terminado estos días, pero se aprovecha la oportunidad de un cambio de impresiones con el equipo directivo, o una entrevista con la directora.
En Santiago, aún esperan las hermanas de otras casas y los encuentros con quienes dirigen el Politécnico Ntra. Sra de las Mercedes y la Escuela técnica San Martín de Porres.
¡Con cuánta gente se encontraba Jesús en el camino! Algunos sabían que iba a pasar por allí y le esperaban, como Zaqueo; otros, como el ciego de Jericó, se enteran de que es Él quien pasa y le llaman y le gritan. Y cada encuentro era animador de libertad y de vida. Que también lo sea esta visita.
María Teresa Pinto FI