Las Hijas de Jesús somos Vida Religiosa, somos Iglesia y vivimos en un mundo en constante cambio. Por eso, durante dos días, la mañana y tarde del 23 y la mañana del 24 de abril, hemos tenido diferentes iluminaciones que nos han ayudado a “entendernos” como Congregación en este momento. A continuación, compartimos algunas ideas clave de cada una de estas enriquecedoras intervenciones.
José Ignacio García Jiménez, SJ
Director de Cristianisme i Justicia
Nos ha acercado a la realidad del mundo, una realidad de tiempos inciertos en los que es difícil hacer pronósticos de futuro.
El tiempo que vivimos… ¿es tiempo de desesperanza o de esperanza? Es tiempo de confiar en lo que no está en nuestras manos, y por tanto es tiempo de mirar con esperanza
Es tiempo de intuiciones más que de fuertes certezas…
No se trata de un acercamiento sociológico sino de disponernos a vislumbrar lo que Dios nos quiere decir en la realidad y a través de ella.
El momento actual requiere una mirada como la del buen samaritano, que se hace cargo de la realidad, carga con ella, se encarga de ella y deja que ese contacto con personas, experiencias, situaciones… le transforme.
En la compresión de la realidad que nos da esta mirada está en juego nuestro seguimiento personal, comunitario, congregacional…
Frente al individualismo que aísla a los sujetos necesitamos respuestas comunitarias. Construir comunidad hoy es signo fuerte del evangelio.
Cristina Inogés – Teóloga
Nos ilumina sobre que la Iglesia que soñó el papa Francisco es la que necesitamos en el contexto mundial, y global que vivimos, Iglesia soñada y diseñada al estilo de Jesús, basada en el evangelio, donde la palabra Amor tiene fuerza sobre las demás.
Se nos pide tejer relaciones de modo diferente, relaciones que ayuden a las personas a reconocerse como inviolables. Estamos llamadas a ser ciudadanos (nos mueve el bien común) para el cuidado al estilo de Jesús (acogida, escucha, no exclusión, abrazo…)
Nos falta mucho para que las comunidades eclesiales sean diversas, y para hacer vida aquello en lo que Francisco nos insistió “en la Iglesia caben todos, todos, todos”. Es una llamada a generar comunidades diversas, comunidades de contrarios.
Estamos llamadas a ser “odres nuevos” para la comunidad y para la misión. Sólo una Iglesia que desborda Espíritu Santo es capaz de misionar. La fe hay que adaptarla, arriesgarla. en el contexto, también en el contexto sociopolítico-religioso que estamos viviendo en este momento
La Iglesia necesita un liderazgo compartido, personas coherentes entre lo que dicen y lo que hacen, personas que saben escuchar para buscar soluciones juntas.
Carmen Ros, hns.
Subsecretaria de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y Sociedades de Vida Apostólica
Nos invita a la mirada a la realidad de la Vida Religiosa en nuestro momento histórico. Los desafíos para nuestra Vida Religiosa emergen de un mundo globalizado, y de la experiencia de una Iglesia universal y sinodal.
Descubrimos que los cambios que la historia nos impulsa a vivir son
- una vida religiosa frágil, concienciada de que el momento histórico requiere audacia y valentía
- una vida religiosa profética
- una vida religiosa que es parte de una Iglesia sinodal y ahonda en su autenticidad
- una vida religiosa con nuevo rostro de misión
- una vida religiosa que tiene ante sí el reto de la sororidad/fraternidad
- una vida religiosa más sencilla, menos estructurada
- una vida religiosa que insiste en la formación
- una vida religiosa anclada y dinamizada por la esperanza
Las conversaciones en el Espíritu que hemos tenido en los grupos sobre cada uno de los bloques nos ha ayudado a descubrir confirmaciones, llamadas, diversidad, deseos… invitaciones a anunciar el evangelio desde nuestro carisma.
