Las Hijas de Jesús continuamos nuestro camino hacia la celebración de la CG XIX. En este momento, en su Carta circular 44, la Superiora general nos comunica el nombre de las hermanas que, junto a ella, constituirán la Comisión Preparatoria Oficial de la CG XIX y, por lo tanto, trabajarán con ella en su preparación más inmediata.
- Graciela Mirta Francovig, Superiora general.
- Dayse Marianela Agretti
- Raquel Amigot Goyena
- Emelinda Falsis Correa
- Altagracia González Ventura (Iris)
Comenzarán su trabajo el 10 de marzo en la Casa Curia.
En cuanto a la comunicación internacional, comparte que desde el pasado 1 de febrero se encarga de ella una pequeña comisión formada por María del Carmen Jiménez, Guadalupe Galeano (como profesional) y Sonia Regina Rosa como enlace con el Gobierno general. Agradece tanto el trabajo del anterior equipo como la disposición de las que comienzan.
Graciela comienza su carta, escrita en el contexto de la Jornada dedicada a la Vida Consagrada, haciéndose eco de las palabras que el papa Francisco dirigió a los consagrados en las primeras vísperas de la fiesta de la Presentación del Señor celebradas el día 1 en la Basílica de San Pedro:
Ayer celebrábamos la 29º Jornada mundial de la vida consagrada. Una oportunidad más para agradecer este don en la Iglesia.
Para la fiesta de la Presentación del Señor y Jornada Mundial de la Vida Consagrada, el Papa Francisco presidió las primeras vísperas en la Basílica de San Pedro, “en un contexto litúrgico caracterizado por el símbolo de la luz”. Y centrando su reflexión “en los votos de pobreza, castidad y obediencia que profesaron, ustedes también pueden ser portadores de luz para las mujeres y los hombres de nuestro tiempo”.
Y finalizó su reflexión recordando “el ‘regreso a los orígenes’, del que actualmente se habla tanto en la vida consagrada”. Reiterando que el más importante “es el regreso a Cristo y a su ‘sí’ al Padre”.
Nosotras hemos tenido la oportunidad de rezar junto a él y a tantos religiosos con un fuerte sentido de pertenencia eclesial. Allí hemos tenido presente a la Congregación entera, desde las más jóvenes hasta nuestras hermanas mayores, enfermas, pasando por las de edad media, aquellas que estamos en el frente de la misión o quienes tenemos responsabilidades en el Cuerpo. Deseamos volver a escuchar Su voz, esa que pronuncia nuestro nombre y nos invita a seguirlo. Sólo si somos alcanzadas cada día por este Amor, con mayúsculas, podemos continuar “ofreciendo luz” a nuestro mundo. Sólo desde el amor encontramos sentido a este modo de vivir el evangelio que es la vida religiosa apostólica en nuestro caso.
Y termina con el deseo de que seamos mujeres capaces de estar con esta humanidad que nos necesita, de norte a sur y de este a oeste. Y con un encargo: Pidamos mucho por nuestro mundo.
De la Carta circular 44 de la Superiora general Graciela Mirta Francovig