Como cada 27 de abril, celebramos el día de María Antonia Bandrés, (Antoñita). Esta Hija de Jesús que murió con tan sólo 21 años y fama de santidad, es la patrona de las Hijas de Jesús que están en etapas de formación inicial. En esta CGXIX participan como congregadas cuatro de sus formadoras procedentes de distintas partes del mundo. Ellas han querido darles un mensaje de felicitación y ánimo que seguro les resulta muy valioso y nos ayuda a todos.
Estos son sus mensajes:
Raquel Amigot, FI – Maestras de Junioras, Granada (España)
Un gran reto en el Juniorado, y ante el mundo que vivimos, es la identidad.
Es necesario formar en criterios y en discernimiento para un mundo que es cambiante, complejo… y para una Iglesia que participa en esta situación.
Una formación que les ayude a tener una mente y un corazón abiertos para convivir con la pluralidad y la diversidad desde la misión.
“No tengáis miedo de seguir lo que Jesús pone en vuestros corazones para construir Reino de Dios, aunque encontréis barreras, dificultades en el entorno, en la Iglesia e incluso en la propia Congregación
Sed coherentes, tened coraje, el coraje y la valentía que da el vivir unida a Jesús.“
Arisleida María Rincón, FI – Maestra de novicias (República Dominicana)
En este día en que recordamos a la Beata María Antonia Bandrés, Patrona de las formadas, contemplamos con alegría el caminar de nuestras jóvenes en formación, en el Noviciado Provincial Madre Cándida, en Licey al Medio, Rep. Dom.
En este momento, tenemos dos novicias y una postulante. Ellas nos recuerdan que el seguimiento de Jesús sigue siendo hoy una llamada viva, capaz de despertar lo mejor del corazón humano.
Cada una, desde su realidad concreta, vive animada por el deseo profundo de configurarse con Cristo, integran la vida cotidiana con la fe, haciendo de cada gesto, de cada momento, un paso firme en el camino de la entrega.
Verlas crecer, madurar en su vocación, y afianzarse en el deseo de seguir a Jesús me llena de esperanza. En ellas contemplo el futuro que Dios sigue tejiendo en nuestra Congregación. En este tiempo de nuestra Congregación General, su presencia es un signo luminoso de que el Espíritu sigue soplando con fuerza, renovando nuestros corazones y animándonos a confiar una vez más en la fidelidad de Dios.
Ma. Leoly M. Quitorio, FI – Formadora en Marikina (Filipinas)
Desafíos en la Formación
La formación es, como siempre, con mucho amor, paciencia y cuidado en el acompañamiento de las hermanas jóvenes en formación. Cada formanda es especial y única. Hay que tener en cuenta experiencias personales, forma de ser y bagaje cultural, entre otros aspectos.
Lo que es muy importante es su relación íntima con Dios y el deseo de seguir a Jesús en nuestra Congregación, así como la capacidad de formación humana, espiritual y congregacional. Esto implica apertura , transparencia y un nivel de disposición para vivir el proceso de crecimiento formativo a través de un proceso de maduración e integración humana, intensificación de su relación con Jesús e identificación con Él; y profundización de su conocimiento, amor y sentido de pertenencia a la Congregación Hijas de Jesús y a nuestra misión.
La formación inicial, especialmente en el postulantado, significa acompañar a las formandas en su búsqueda de sentido y propósito de vida, en su discernimiento de la voluntad de Dios y de capacitarlas para tener el coraje y el compromiso en su opción de vida.
Magda Zhang, FI – Maestra de novicias (Asia Oriental)
Hoy recordamos el día de Antoñita, felicito especialmente a cada una de nuestras hermanas en formación y pido mucho para que aprendamos, como ella, a vivir en la vida cotidiana la alegría en el seguimiento de Jesús y la confianza más profunda en nuestro Padre.
La casa de formación en Manila pertenece a la Provincia de Asia Oriental cuenta con un total de nueve (9): 3 hermanas con votos perpetuos, 1 juniora, 2 novicias, 2 postulantes y 1 aspirante.
En el proceso de formación, me ayuda recordar las palabras de San Pablo: “Yo planté y Apolos regó, pero es Dios quien lo hace crecer.” (1Cor. 3, 6) Creo que un punto muy importante es la confianza: en Dios y en las formadas, confiando en que Dios actúa en ellas y respetando las diferencias en el proceso de cada una; y al mismo tiempo, animándolas y acompañándolas a crecer en una relación muy profunda con Dios y a aceptar Su guía y poda. En última instancia, es la Gracia de Dios y la cooperación de cada una lo que les permite crecer en este camino.