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Cierre del Jubileo de la Vida Consagrada

Oct 13, 2025 | Destacado, Gobierno general, Iglesia, Vida Religiosa

La jornada final del Jubileo de la Vida Consagrada comenzó con la celebración eucarística en memoria de San Juan XXIII, el “Papa bueno”, iniciador del Concilio Vaticano II. Su recuerdo evocó el llamado a una Vida Consagrada sinodal y en salida, capaz de leer los signos de los tiempos con esperanza.

El día estuvo marcado por testimonios nacidos de la esperanza, llegados desde lugares tan diversos como la Amazonía y el trabajo con minorías étnicas en Australia. A la entrada del Aula Pablo VI, una exposición de murales sobre el cuidado de la creación, la fraternidad y la paz, invitaba a la contemplación y al compromiso; de la misma manera lo hacía, una presentación de danza, imágenes y palabras: Sinfonía de la Creación.

Dos momentos centrales iluminaron la reflexión del día:

  • “Peregrinos de esperanza por el camino de la paz”, orientado por la Hna. Teresa Maya, de las Hermanas de la Caridad del Verbo Encarnado (VCVI).
  • Taller sobre técnicas de mediación y gestión de conflictos, animado por el P. David McCallum, SJ.

El Jubileo concluyó con una celebración en la Basílica de San Pablo Extramuros, signo de comunión y envío. Este cierre no marca un final, sino el comienzo de una nueva etapa de reconciliación y esperanza para la Vida Consagrada.

Las Hijas de Jesús, presentes en el Jubileo, nos comparten ecos de las reflexiones compartidas en esta última jornada del Jubileo.

Por el camino de la paz

“Perdí la paz, me quitó la paz, descanse en paz, la paz esté contigo…” Nuestra liturgia está llena de plegarias y deseos de paz, pero el desafío es hacerla vida concreta. Este Jubileo de la Vida Consagrada nos invita a que la paz no sea solo palabra repetida, sino compromiso que transforme.

Al cerrar este año jubilar —uno de los últimos del gran Jubileo de la Esperanza— cabe preguntarnos: ¿qué cuentas podemos rendir? ¿Podemos decir misión cumplida? ¿Cómo llevaremos este compromiso más allá de una foto en las redes?

Comunidades que caminan por la paz

Somos parte de la familia humana que clama por la paz, en un mundo donde la violencia se incrementa y se normaliza. El Papa León XIV ha exhortado reiteradamente a la urgencia de la paz. La paz no se construye en soledad: el camino que conduce a ella es comunitario.

Shalom es más que la ausencia de conflicto: es la armonía profunda a la que Dios nos llama. La paz es fruto del encuentro, y solo en el encuentro recuperamos humanidad.

La paz se construye en la reconciliación. Hoy, la vida consagrada está llamada a ser experta en reconciliación, sembrando cultura de comunión donde antes hubo distancia o indiferencia.

El arte del encuentro

San Francisco de Asís es maestro de la paz. Aprendamos de él a hablar con la Creación. La encíclica Fratelli tutti nos inspira a romper el aislamiento y la cerrazón. No es la edad lo que nos limita, sino las ideologías y los miedos que nos paralizan. Nos cuesta atrevernos a los encuentros difíciles; preferimos los que piensan como nosotros.

Hemos sustituido la compasión —que moviliza— por una empatía que no transforma. Salir, encontrarnos con la gente, vivir encuentros auténticos que conmuevan nuestras entrañas: ahí comienza la verdadera sinfonía de la paz.

No hay paz sin memoria: sin recordar nombres e historias, sin dejar que el dolor del mundo despierte nuestra ternura. ¡Qué pena que a veces solo conozcamos la verdadera historia de nuestras hermanas en la necrológica!

Una espiritualidad que rehace la paz

La paz es un don, no una conquista. La vida consagrada, llamada a ser memoria profética, está invitada a vivir hoy una espiritualidad que escuche y humanice.

Esta espiritualidad pasa necesariamente por el camino de la reconciliación: con la historia, con los hermanos, con uno mismo y con Dios. Estamos llamados a ser expertos en reconciliación, a crear una verdadera cultura de reconciliación, porque —aunque hablemos de paz— hay reconciliaciones pendientes. Preferimos el silencio o la distancia antes que el diálogo que sana. La paz se construye en la reconciliación, no en la evasión del conflicto.

Reconstruyendo la paz

Estamos invitados a tocar aquellas relaciones que necesitamos sanar y a tomar conciencia de nuestra manera de vivir los conflictos, con sus luces y sombras.

Necesitamos aprender sobre mediación y gestión de conflictos, para acogerlos como espacio de crecimiento y construcción de confianza y comprensión. Para ello es necesario escuchar con todo el corazón, la mente, la voluntad y el espíritu: salir de nuestra propia idea, acoger la del otro, hasta abrir el alma en la escucha contemplativa y llegar a percibir al Espíritu en los demás.

Envío en San Pablo Extramuros

Cruzamos juntos la Puerta Santa y nos despedimos con gratitud y corazones encendidos por lo vivido. Cada encuentro nos ha enseñado a ser presencia de escucha, cuidado y esperanza. Retomamos el camino comprometidos a sembrar paz, acompañar a los más pobres y defender la vida, guiados por el Evangelio y el ejemplo de María, para hacer florecer cada germen de esperanza en nuestro mundo»

Hijas de Jesús
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