loader image

Despertamos a Jesús en el corazón
sacando lo mejor de las personas

 Desde el cariño real,
con la tranquilidad que supone saber que a Dios
se le aviva poco a poco en el corazón.

Las Hijas de Jesús queremos despertar el amor de Jesús, desde el cariño real. Desde la tranquilidad que supone saber que a Dios se le aviva poco a poco en el corazón. Desde una conversación respetuosa con las heridas del alma. Desde unas palabras de aliento, una sonrisa o un abrazo. Cuidando a la persona en su conjunto como en realidad lo hace Jesús.

con una forma muy concreta de vivir y de servir

que resumimos en 7 principios que encontrarás en cada una de nosotras

1/7

Jesús en el centro

Queremos que Jesús sea siempre la esencia de nuestra vida.

Que sus palabras y formas de actuar den sentido a todo lo que hacemos. Por eso, cada día intentamos que su presencia nos inspire y nos ayude a afrontar cualquier situación.

2/7

Somos hijas

Dios es ese suelo firme sobre el que caminamos en la vida.

Como un padre o una madre que ofrece sus palabras y esfuerzos para apoyar, dar confianza y consuelo a sus hijos, para verlos crecer desde el amor y la libertad.  Nosotras nos sentimos hijas de ese Dios y, por tanto, hermanas de todos. Vivir esta relación tan profunda cada día despierta una alegría inmensa que deseamos compartir con los demás.

3/7

Vivimos con sencillez y alegría

Caminamos desde lo pequeño, con una sonrisa.

Porque ahí es donde le gusta actuar a Dios. Por eso queremos vivir solo con lo necesario para nuestra misión: oración, dedicación y cariño. Para dejarnos moldear mejor por Dios, para vivir como Él.

4/7

Vemos a Dios en todo y todos

Cuando te sientes hija o hijo de Dios, aprendes a seguir su rastro en la vida.

Hasta llegar a encontrarle en cada persona y en cada situación. Por eso, amamos a la persona, sea quien sea y esté donde esté. Porque en ella, siempre se puede descubrir el paso y presencia de Dios.

5/7

Siempre disponibles dónde más nos necesiten

La disponibilidad es nuestro acento

Nuestro lugar en el mundo está donde más nos necesiten y para los que más nos necesiten. Sin ataduras. Sin importar raza ni procedencia. Son nuestros hermanos.

Confiando por completo en Dios. Regalando nuestra pasión por Jesús en lo que se necesite. Por eso vivimos la universalidad.

6/7

Nuestro modo de proceder es el discernimiento

Queremos descubrir lo que Dios quiere de nosotras en cada momento.

En lo personal y en comunidad. Y eso supone profundizar y distinguir las muchas posibilidades que se presentan en la vida. Desde el silencio, la contemplación y el diálogo fraterno.

Este discernimiento es el pilar de la confianza que crece entre nosotras, con todas las personas con las que nos relacionamos y con nuestro Padre.

7/7

María es nuestra guía

Conoce a cada hijo y saca lo mejor de ellos.

Es madre. En un mundo tan fracturado, tener una madre nos reconcilia. Ayuda a encontrar los puntos de unión, el entendimiento entre todos. En definitiva, la fraternidad es casa, es familia.

Al ser madre está presente. Una presencia discreta en los momentos más importantes, en los buenos, pero también en los malos, donde sirve como refugio.