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2 de abril – Día de memoria agradecida

abril 1, 2020

Carta nº 7 de la Superiora General, Graciela Francovig

En la fiesta entrañable de la inspiración del Rosarillo, quiero invitarles a hacer de éste un día de memoria agradecida por el don de nuestro carisma a la Madre Fundadora.

En medio de esta atmósfera que nos envuelve hagamos unamemoria que nos abra al mañana que, como en el pasado, será obra del mismo Espíritu Santo de Dios, de nuestro Padre y de Jesús, su Hijo amado’. 1

Parece difícil dar gracias y hacer fiesta en el contexto mundial que estamos viviendo. El dolor, el duelo, el miedo están presentes en todos nosotros, ‘se palpita en el aire, se siente en los gestos, lo dicen las miradas’ nos decía el Papa Francisco el 27 de marzo.

Nuestra Fundadora nos ha enseñado, frente al miedo, la confianza: ‘Dios puede hacer todo y en Él tengo puesta toda mi confianza; y, si somos buenas como Él quiere que seamos, no nos abandonará ni en la vida ni en la muerte’. 2 Y hoy esta gracia carismática de la confianza tiene para nosotras un rostro nuevo, algo que podemos ofrecer a los hombres y mujeres de nuestro mundo en esta situación dramática.

La Madre Cándida intuyó una necesidad en el tiempo histórico que le tocó vivir. Y descubrió, en el Señor, una respuesta. Creemos en esa inspiración de la que hemos nacido.

En mi carta circular anterior invitaba al cuidado, a la responsabilidad y corresponsabilidad. Todas tenemos que cuidarnos y quedarnos en casa, como nos dicen muchos de los slogans que hoy circulan en los medios; pero este Cuerpo-Congregación no puede estar cerrado en el cuidado propio. Si el Cuerpo está sólo para cuidarse a sí mismo, entonces, enferma, porque su vocación primera de ser para los demás queda afectada. Recordemos juntas el fin último que nos narra la Fórmula: ‘… promover la gloria de Dios y el bien de los prójimos, más que nuestro propio bienestar o utilidad temporal’. Cfr. CFI 2.

Nuestra espiritualidad nos invita a buscar y encontrar al Señor en el aquí y ahora de la historia. Este es el tiempo presente, en el que Dios está y nos pide una respuesta. La pregunta que me surge es: Señor, ¿qué quieres que hagamos? ¿Cómo ser ayuda en este momento concreto de sufrimiento por la pandemia del covid-19?

Esta pregunta la compartimos en nuestras reflexiones en el Gobierno general, es una pregunta contrastada con las Superioras generales amigas en Roma. Y juntas nos vamos confirmando en que tenemos que buscar cómo ser ayuda hoy. Será de una manera nueva, porque es muy nueva la situación mundial que vivimos. Permanecer junto al Señor es dejarse guiar por el Espíritu Santo. Pidamos la gracia de que sea el Espíritu Santo de Dios quien ‘inspire’ en nosotras las respuestas de ayuda, de solidaridad y fraternidad que podemos inventar juntas. Estas son las circunstancias de nuestro mundo en las que podemos manifestar la bondad de Dios que a todos hace hermanos, como nos dice la Determinación de la CGXVIII, nº 2.

Por diversos medios de comunicación nos llegan noticias de iniciativas y gestos concretos de cercanía y solidaridad que, dentro de las orientaciones y precauciones de la OMS y de los gobiernos de cada país, son posibles y pueden aliviar el dolor, el miedo, la soledad, la incertidumbre… de muchas personas de nuestro entorno. A veces una simple llamada por teléfono, un saludo, una pregunta por si se necesita algo, una palabra de ánimo y esperanza…, hay quien se puso a hacer mascarillas, o quien deja a la puerta de un vecino un alimento…, quienes en comunidad se ofrecen para escuchar por teléfono a aquellos que lo necesitan… Hay muchos pequeños gestos que están al alcance de todas. El momento nos pide ser caritativas también dentro de nuestras casas.

Antes de finalizar les comparto que el 31 de marzo terminamos nuestro proyecto de trabajo con JRS en Myanmar. El Servicio Jesuita a Refugiados considera que las mismas personas del lugar son las más adecuadas para encaminar estos proyectos. Por eso, las hermanas que se encontraban allí fueron enviadas: Pilar Brufal Jaén a Tailandia a continuar con nuestra colaboración en JRS, fortaleciendo esa presencia. Mary Juelar regresó a su Provincia de origen. Actualmente Pilar continúa en Myanmar, ya que no es posible salir del país.

Tenemos en este momento dos Hermanas que, por diferentes circunstancias, se encuentran solas en el país: Pilar Brufal en Myanmar y Matilde Polanco en Venezuela. Todo el Cuerpo congregacional está con ellas y son acompañadas por laicos en la Iglesia del lugar.

Intensifiquemos la comunión con estas hermanas, pues todas sentimos que vivir así este tiempo es especialmente duro.

Que el Señor nos inspire las ayudas que hoy podemos ofrecer a nuestros hermanos. Y que esa sea la mejor manera de celebrar este 2 de abril de 2020, que pasará a la historia de la humanidad.

Me despido de todas con el deseo de que permanezcamos unidas en esta fiesta de familia y en esta coyuntura histórica.

1 Carta circular nº 102 de la Superiora general María Inéz Furtado de Mendoza.
2 Cartas de la Madre Fundadora nº 118.

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