Amo profundamente nuestra congregación, Hijas de Jesús. En ella he experimentado que Dios es verdaderamente Padre, y yo, su hija amada. Esta vivencia me ha llenado de alegría, me ha enseñado a amar con más verdad, a acoger mis límites y los de los demás, y a descubrir la belleza de la diversidad. Estoy profundamente agradecida por la acogida, el apoyo y la formación que he recibido: todo ha sido expresión del amor de Dios en mi camino.
vidas fi
