Por Julia Martín FI
Los acontecimientos especialmente importantes de nuestra vida los enmarcamos en una fecha y un lugar. Eso nos ayuda a vivirlos en un continuo presente. La gracia de entonces se actualiza cada hoy. Así sucede con «nuestros orígenes».
– Fecha: 2 de abril de 1869. Viernes Santo, para más datos.
– Lugar: altar del Rosarillo (Valladolid)
– Acontecimiento: Comienza -en germen- la Congregación de las Hijas de Jesús
– Protagonistas: Dios y Juana Josefa, en comunicación oracional
– El hecho: Dios regala a Juana Josefa un carisma particular que la hace sentir «Hija de Jesús» y le pide que funde una Congregación que se dedique a la educación de la niñez y juventud, A.M.D.G.
Juana Josefa consiente a los planes de Dios y le da su Sí, como María. Poco a poco descubrirá dónde tiene que fundar (en Salamanca), cuándo (el 8 de diciembre de 1871, fiesta de la Inmaculada), quiénes serán las primeras compañeras, cómo han de vivir, vestir y muchas cosas más… Con la ayuda del P. Herranz, experimentará la gracia confirmatoria. Bien sabe ella que es pobre pero, no importa, la obra es de Dios que sabe qué instrumentos escoge. Ella se pone en sus manos con total confianza.
Cada 2 de abril me/nos lleva a dar gracias a Dios que quiso enriquecer a la Iglesia y al mundo con esta gracia carismática que concedió a Juana Josefa y, a través de ella, a todos los que formamos su gran familia, religiosa y laicos. Esta gracia nos alcanza y compromete a todos los que la hemos recibido. Yo siento la responsabilidad de mantenerla viva siendo verdadera Hija de Jesús.
Confío en que el Espíritu Santo nos acompaña hoy igual que en los orígenes.
Por Matilde Blanco FI
Cuando me invitasteis a reflexionar sobre: ¿Qué resuena este año en ti al contemplar el Rosarillo?, lo primero que se me ocurrió fue… ¡ya habrá otras que lo pueden expresar mejor!
Sin embargo al terminar el día me venía de nuevo la invitación que se me hacía de poderme parar y contemplar otra vez esta bonita estampa, esta experiencia espiritual de Juana Josefa, cuando está buscando qué quiere Dios para ella, y pensé que quizás podía decir algo.
Como cada noche, al terminar el día, alcé mis ojos hacia la cabecera de la cama y, me encontré con esta imagen, este Misterio, y noté que mis sentimientos se iban calmando y me dije, te piden contemplar… agradécelo, busca espacio y contempla.
Me paré un buen rato. Anoté unas ideas y me fui a la cama con ese deseo de contemplar más despacio un misterio que me sobrepasa, el de la Santísima Trinidad, de la Sagrada Familia- Encarnación, el gran Misterio de la Misericordia… “como fuente de alegría, de serenidad, y de paz.
Al día siguiente… junto al “Rosarillo”, recé, contemplé, retomé mis notas y… Me acordé que cuando empecé a leer y reflexionar sobre el Rostro de la Misericordia” del Papa Francisco, me paré bastante tiempo en algo que me resumía bien “El Rosarillo” . Misericordia es la palabra que revela el misterio de la Santísima Trinidad… lo asocié a la experiencia de nuestra M. Fundadora que entendió desde el misterio lo que Dios quería hacer a través de su vida, pobre y sencilla, pero llena de ilusión y fortaleza, nada menos que hacer realidad que surgiera en la Iglesia nuestra Congregación, Hijas de Jesús, para la educación católica de los pueblos…
Muchas veces me he peguntado qué hubiera sido de mi sin esta respuesta generosa de Cándida Mª de Jesús ¿? Y doy gracias a Dios por este día 2 de Abril del año 1869, que comienza el camino para cuantas hemos sido llamadas a ser Hijas de Jesús y seguimos haciendo ese camino, a pesar de las dificultades.
Para mí entrar en este “gran misterio” de la “Misericordia”, me está ayudando a ver con los ojos de Dios lo que vivo cada día, las mediaciones, ayudas, coincidencias que la vida me va regalando y que no siempre es fácil vivirlas como regalo porque supone mucho de despojo, de olvido de sí, de entrar en otra dinámica diferente a lo que nos empuja la realidad, casi sin darnos cuenta.
Por eso al contemplar esta bonita e histórica escena veo, escucho, miro… “el clamor” de tanta gente, cercana y lejana, que necesitan manos de misericordia, corazón abierto, ilusión nueva.
Me pregunto, ante esto ¿qué puedo hacer?, ¿qué estoy dispuesta a hacer?, ¿cómo sigue mi vida después de contemplar este misterio de un Dios lleno de Misericordia, que perdona siempre, que sale a mi encuentro, que me invita cada día?
Preguntas abierta porque hay que irlas respondiendo cada día y cada momento, con la propia vida.
En este tiempo de Pascua, tiempo de alegría y de esperanza, me viene bien recordar estas palabras de San Pablo a los Romanos, 12,8: “el que practica la misericordia que lo haga con alegría”.
También yo, con alegría quiero felicitaros a todas las Hijas de Jesús esta Pascua de Resurrección que estamos estrenando y a la vez, os invito a contemplar de nuevo nuestra historia, dar gracias a Dios por lo vivido, y estar abiertas al futuro que Cristo Resucitado nos regala.
Nos dice el Papa Francisco casi al final de la Bula del Jubileo de la Misericordia que “nadie como Maria ha conocido la profundidad del misterio de Dios hecho hombre”. Que Ella nos ponga junto a su Hijo y nos ayude a vivirlo con generosidad.