La Superiora General de las Hijas de Jesús, Graciela Francovig, se ha puesto nuevamente en comunicación con todas las hermanas de la Congregación a través de su Carta N°49, en la Memoria de la canonización de Santa Cándida M.ª de Jesús.
Inicia compartiendo que:
“Es una alegría ponerme en contacto con ustedes en estos inicios ya del segundo sexenio y compartir la vida que vamos estrenando como gobierno general. Como les había dicho en mi carta anterior, a finales de agosto, nos reunimos las cinco hermanas que conformamos el gobierno general. Y, a partir de septiembre, comenzamos nuestro camino como gobierno”
Unidas por la paz del mundo
También en el inicio de su misiva nos invita a unirnos a tantas personas que en todo el mundo abogan por la paz, y nos dice:
“Hoy pedimos mucho por la paz en nuestro mundo, sobre todo, por los países que están en guerra. Y, también, por los que sufren todo tipo de violencia y catástrofes naturales. ¿Cómo ayudarnos a creer que la paz es un don de Dios que ha de ser acogido en nuestros corazones para poder llevarlo a los demás? Seamos pues, portadoras de paz, en nuestras comunidades, familias, entornos laborales, países. Imploramos a Dios que, este don que se nos ha regalado no caiga en corazones cerrados, sino que pueda fructificar en corazones que desean el bien para esta humanidad”
Jubileo de la Vida Consagrada
Finalmente, comparte algo más de lo vivido por el Gobierno General en el Jubileo de la Vida Consagrada:
“La semana pasada, del 8 al 11, fue el tiempo para la vida consagrada, organizada por dos dicasterios. Tuvimos la oportunidad de participar como gobierno general y otras Hijas de Jesús tanto de la casa curia como de España. Vigilia de oración, eucaristía con el Santo Padre, dinámicas sobre la esperanza y la paz, expresiones artísticas, experiencias de compromiso por la paz y gestos de esperanza en diferentes lugares del mundo nos acompañaron en estos días. Aún resuenan en nosotras tantas voces, tantas expresiones y palabras como nos fueron dichas. El cardenal Ángel Fernández Artime, proprefecto del Dicasterio para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, nos dejó, al final de una de las eucaristías, el llamado a la confianza y a la esperanza con respecto al futuro de la vida consagrada, con un sonido más fuerte que el de aquellas voces de desventura con respecto al futuro. Nos queda en el corazón la alegría de habernos encontrado tantos… ¡Cuánta vida consagrada en el mundo entero! ¡Cuántos somos y cuánto hacemos! Nuestra sola presencia ya es signo de esperanza para un mundo que busca, que desea encontrar más vida en su entorno”
Dejemos que nuestro corazón se vuelva compasivo
Concluyó su carta con una fuerte invitación a la compasión, en el 15 aniversario de la canonización de la Madre Cándida.
“Finalizo mi carta con un párrafo de la encíclica del Papa León XIV Delexi te, sobre el amor hacia los pobres: “La santidad cristiana florece, con frecuencia, en los lugares más olvidados y heridos de la humanidad. Los más pobres entre los pobres – los que no solo carecen de bienes, sino también de voz y de reconocimiento de su dignidad – ocupan un lugar especial en el corazón de Dios. Son los preferidos del Evangelio, los herederos del Reino (Lc. 6,20). Es en ellos donde Cristo sigue sufriendo y resucitando. Es en ellos donde la Iglesia redescubre la llamada a mostrar su realidad más auténtica”. (Dilexi te, n.º 76)
En este día en el que recordamos la declaración oficial de la santidad de nuestra fundadora, inspirándonos en su vida y con esta llamada concreta de la Iglesia, dejemos que nuestro corazón se vuelva compasivo con todo tipo de pobreza que nos encontramos a nuestro alrededor”.



