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Carta número 38 de la Superiora general – Día de Santa Cándida

agosto 8, 2024

¡Feliz día de nuestra Santa Madre Fundadora! Así empieza la carta número 38 de la Superiora general, Graciela Francovig, que envía coincidiendo con la festividad de Santa Cándida.

Y sigue con una reflexión: ¿Qué nos diría la Madre Cándida frente a tantas situaciones que estamos viviendo?

Y, una vez más, sentía en mi corazón que nos volvería a repetir: tengan confianza en Dios, Él es el Padre que nunca abandona a sus hijas. Y nos invitaría a no abandonar a nadie de los que tenemos cerca ni lejos. Nos volvería a recordar que Dios es el Padre que de todas cuida, y nos invitaría a vivir al modo de Jesús, viviendo relaciones de alegría y sencillez, así como de fraternidad universal. Nos animaría a agradecer la llamada a vivir en común y a cuidarnos unas a las otras, sostenernos en nuestras debilidades, con el mismo amor que lo hace el Padre con todos sus hijos.  

Confianza en Dios como el Padre que nunca abandona y la llamada a cuidarnos mutuamente con amor, alegría y fraternidad, al modo de Jesús.

En este tiempo de camino hacia la Congregación general XIX, cuidemos del Buen ser del Cuerpo como responsables de una herencia recibida, narrada y vivida por las Hijas de Jesús que nos precedieron[1].

Volvamos hoy nuestra mirada a la Madre Cándida. Transportémonos con el corazón a Salamanca, al oratorio de Montellano, ese lugar desde el cual partió, tranquilísimamente tranquila, a la casa del Padre. Y allí unámonos con la convicción de sentirnos Hijas amadas del Padre, hermanas entre nosotras, hermanas de todos. Que esa sea hoy la mejor manera de homenajear a nuestra Santa Fundadora.  


Que, en este día tan especial, el ejemplo de la Madre Cándida nos inspire a renovar nuestro compromiso de vivir con confianza, amor fraterno y sencillez, como verdaderas Hijas de Jesús. Que su legado nos guíe siempre a cuidar de nosotras mismas y de los demás, con la certeza de que somos amadas por el Padre.

Feliz día de Santa Cándida.

[1] Palabras de clausura CG XVIII, pág. 20

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