En la carta número 38, Graciela Francovig nos decía que:
Emerenciana Damur ha hecho su primera profesión. Ella es de Indonesia y pertenecía a la Provincia de Asia Oriental. Esta juniora pasará a pertenecer a la provincia de Índico Pacífico y la envío a Indonesia para que pueda tener un primer contacto con la presencia que en octubre del año 2023 hemos iniciado en su país de origen.
Emerenciana, nacida en Pasat Lembor (Indonesia, Isla de Flores, Manggarai Barat), en enero de 1997 nos habla de su viaje religioso y sus reflexiones para el nuevo tiempo que se abre ante ella.
Viaje religioso:
Fui aspirante en Taiwán (desde agosto de 2017 hasta febrero de 2020). Aprendí chino en Taipei y en 2020 dejé Taiwán y me fui a Filipinas donde pasé el tiempo de pandemia.
El 19 de junio fui aceptada como postulante en Filipinas y en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús fue mi entrada al postulantado.
El 24 de junio entré como novicia en Filipinas, provincia de Asia Oriental. En esta ocasión, mi maestra fue Magda Zhang. Desde aquel día, estuve en la casa de formación hasta que hice mis primeros votos el 29 de junio de 2024, en la casa de retiro de Manresa, Quezon city. Luego fui asignada a la Provincia del Índico – Pacífico en la comunidad Mater Dei en MRH del 3 de julio al 8 de agosto.
El 8 de agosto dejé Filipinas para ir a Indonesia, mi nuevo destino. Llegué a la Isla de Flores donde tuve un calurosa bienvenida en la primera comunidad en Ruteng, con Mary Juelar, Superiora, Marie Sweet Candelaria encargada de las aspirantes y Maria Judith Campaniel. El espíritu de la Madre Fundadora está muy vivo aquí en Indonesia. Después de algunos días, pude visitar a mi familia en Borong después de cinco años. El encuentro, especialmente con mi madre, fue indescriptible para mí. Una semana después regresé a mi Comunidad llena de alegría y esperanza.
El 26 de agosto comencé mis estudios en STIPAS, una Institución Católica aquí en Ruteng dirigida por la Arquidiócesis.
Reflexiones:
En este momento, mi prioridad son mis estudios como juniora, quiero estudiar durante cuatro años y lo confío todo a Dios. Agradezco a la Congregación esta oportunidad y trataré de equilibrar mis estudios con algún pequeño apostolado como la catequesis en nuestro convento para los niños del barrio.
Cambiar de país para mí ha sido un poco difícil, de Taiwán a Filipinas y a Indonesia. Una de las mayores dificultades es el idioma y la cultura del lugar. Esto a veces limitan mi espontaneidad. Me entristece pensar que los demás no pueden entender bien lo que quiero expresar. Veo que la comunicación es muy importante, por eso aprendo a ser humilde, a ser comprensiva y a ser sincera. A pedir la gracia de Dios para afrontar todas estas luchas en mi vida.
Aprender de otras culturas y descubrir su parte buena es una bendición. Ver otras culturas en diferentes países, ver diferentes hermanas en cada país me hace ver que Dios es diferente en cada lugar.
Aprendo también a aceptar la cultura de cada uno, a respetarla, a abrazarla y a apreciarla. Es en los momentos difíciles cuando recurro al Señor, a la Santísima Virgen, para que me rescate y no depender de mí misma y me doy cuenta de que aunque pertenezcamos a culturas diferentes, tenemos una llamada en la que caminamos y vivimos juntos como comunidad, como provincia y como Congregación.
Esta llamada de Dios para cada uno de nosotros nos acercará más a él y a los demás, especialmente para aquellas personas que se encuentran en los márgenes de la sociedad. Por mi parte, necesito estudiar y
estudiar mucho y agradecer siempre a Dios la oportunidad que me da la Congregación. Confío todos mis sueños y deseos a la Congregación. También necesito progresar en mi relación con mis hermanas en la comunidad y espero estar con los más pobres de los pobres algún día.
