Tiempo de desacelerar y detenerse
Contaba una maestra que cuando explicaba a sus alumnos de secundaria que la mayor fiesta de los cristianos es la Pascua (la muerte y resurrección de Jesús), estos mostraban desacuerdo y enfado porque la Navidad tenía más luces, así que era la más importante. Poco a poco, lo iban comprendiendo. Entre otros argumentos, les convencía aquello de que cuanto mayor es la fiesta que celebramos, más tiempo dedicamos a prepararla.
El Adviento dura cuatro semanas escasas (como ha sido el caso del 2023), mientras que la Cuaresma respeta íntegros sus cuarenta días: cinco semanas más los cinco días que van del Miércoles de Ceniza hasta el primer Domingo de Cuaresma.
A lo largo de estos cuarenta días de preparación para la Pascua, este año iremos desgranando el mensaje del papa Francisco para la Cuaresma 2024. Deseamos que, en esta lectura reposada y de la mano de la Palabra de Dios, sigamos descubriendo que #SomosHijas y despertemos a Jesús en el corazón de quien nos lea.
La Cuaresma es un tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser el lugar del primer amor. Como un esposo, como una esposa, Dios nos atrae de nuevo hacia sí y susurra palabras de amor a nuestros corazones. (Os 2, 16-17)
Nuestro mundo nos pide actuar, y en Cuaresma actuar es también detenerse. Detenerse en oración, para acoger la Palabra de Dios, y detenerse como el samaritano, ante el hermano herido. El amor a Dios y al prójimo es un único amor. No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo.
Por eso la oración, la limosna y el ayuno no son tres ejercicios independientes, sino un único movimiento de apertura, de vaciamiento: fuera los ídolos que nos agobian, fuera los apegos que nos aprisionan. Entonces el corazón atrofiado y aislado se despertará.
Por tanto, desacelerar y detenerse. La dimensión contemplativa de la vida, que la Cuaresma nos hará redescubrir, movilizará nuevas energías.
Delante de la presencia de Dios nos convertimos en hermanas y hermanos, percibimos a los demás con nueva intensidad; en lugar de amenazas y enemigos encontramos compañeras y compañeros de viaje. Este es el sueño de Dios, la tierra prometida hacia la que marchamos cuando salimos de la esclavitud.
Del mensaje del papa Francisco para la Cuaresma 2024
Para pensar y orar:
- Dios nos atrae de nuevo hacia sí y susurra palabras de amor a nuestros corazones. ¿Qué te dice?
- En Cuaresma, actuar es también detenerse. Miércoles de Ceniza, un día para comenzar a desacelerar. ¿Cómo vivo mi vida? ¿Cómo quiero vivirla? ¿En qué necesito desacelerar?
- No tener otros dioses es detenerse ante la presencia de Dios, en la carne del prójimo. ¿Ante quién me estoy haciendo prójimo últimamente? ¿Cómo me detengo ante los que los próximos con los que vivo o trabajo?
- La oración, la limosna y el ayuno son un único movimiento de vaciamiento. ¿Lo vivo así? ¿De qué necesito vaciarme?
- Delante de la presencia de Dios… ¿te vuelves a sentir hija? ¿Cómo percibes a las demás?