“Durante el Noviciado se requieren tres experiencias principales…” (CFI 72)
Hace unos días Alicia Romero, Esther Sanz, Celina Chimeno y Cintia Malaquías terminaron la tercera experiencia del Noviciado. Ya desde Córdoba (Argentina) comparten con nosotros los vivido en este tiempo.
Potosí (Bolivia), un encuentro con el Señor
El envío que se me hizo para vivir la tercera experiencia del noviciado, fue a la comunidad del Occidente Boliviano, a la casa de Potosí.
Allí mi aporte fue desde mi profesión como psicopedagoga, desde ese servicio fue que viví mis tareas apostólicas. Sin embargo, el aprendizaje y la experiencia de un Jesús encarnado fueron más grande que cualquier servicio brindado.
Uno de los primeros días, mientras compartíamos como comunidad, una de las hermanas (Anita), luego de escuchar un suspiro mío, me presentó el “Salmo de la Mano de Dios”. Hoy al rememorar la experiencia, siento que nuevamente una de sus estrofas, hace síntesis de lo vivido: “Tú nos sostienes con tu mano todos nuestros momentos, sin cansancio ni olvido… si yo toco una piedra, Tú me la has sostenido durante miles de año velando cada día para que hoy estuviese”
Verdaderamente el Señor en su mano me llevó hasta la Tierra de Potosí, puso ante mi sonrisa que reflejaron su Amor, miradas que eran su transparencia, lágrimas que me mostraban su cruz, abrazos que eran Resurrección.
San Clemente, Barrio Lindo, San Ignacio gracias por mostrarme el rostro del Señor, gracias por enseñarme a crecer como persona, gracias por mostrarme como se ensancha el corazón ante el perdón, gracias por permitirme sentir la fortaleza de sus corazones.
A la Comunidad de Potosí, gracias por haberme enseñado lo que es ser una verdadera Hija de Jesús apasionada por los más pobres, gracias por mostrarme el camino de la humildad, por la vida en fraternidad, por esa vida compartida que era bálsamo en mi andar. Aprendí de cada una a vivir la austeridad, y en medio de esa austeridad la alegría. Dos características que me hablaron de la capacidad de hacerse uno con el pueblo, sus necesidades, sus potencialidades y su historia. Todo eso vivido con una naturalidad y una sencillez que sin dudas son pasiones que Cándida María nos impulsa desde su estilo y compromiso.
Potosí, en los rostros de su gente me enseñó el valor del trabajo diario, de la búsqueda constante, de la fortaleza de quien se levanta ante cada dolor y sigue andando. Vi el rostro del Jesús que no se queda en la cruz ni en el dolor, sino que celebra la vida, que sabe de amistad y de risas compartidas.
Termino con una frase de una canción que dice: “Te encontré y no lo esperaba…te abrí para que entraras fue que entonces suscitaste un amor que me desbordaba” Gracias a la Congregación que pone tantos “puentes” en nuestra formación para encontrarnos con el amor de Jesús que nos desborda interiormente.
Doy gracias a Dios por tanto Bien Recibido
Celina Chimeno
Experiencia en Montero (Bolivia)
De nuevo me encuentro intentando transmitir una experiencia profunda sin saber ponerle palabras…
Este tiempo en la comunidad del oriente, en la casa de Montero, me ha calado hondo: las hermanas y su tarea, su manera de vivir y trabajar con otros, su sencillez en el día a día y su cercanía me han ayudado a conocer de cerca la realidad de nuestra Congregación allá y sentirme parte. A pesar de que Bolivia es un mundo nuevo para mí, me he sentido en casa, de una manera difícil de explicar, disfrutando mucho de todo lo nuevo, cuestionándome con las diferencias y ahondando en lo que nos une. Las hermanas me han ayudado a descubrir posibilidades y deseos dormidos en mí, y he sentido la presencia constante de Dios que nos acompaña, nos abraza y nos lleva siempre hacia los demás, en cualquier realidad donde estemos. He aprendido mucho de su entrega abnegada, de su disponibilidad sin horarios, de sus gestos, que dicen más que las palabras y de su cariño con todos. Me siento muy afortunada de haber podido vivir este tiempo, y agradezco a la Congregación y a la Provincia por la posibilidad que me dieron.
Haber podido estar también con las hermanas de Santa Cruz y participar en los votos perpetuos de Nieves; conocer a las hermanas de Buen Retiro y de la casa provincial en Cochabamba…, y en cada nuevo lugar, seguir sintiéndome en casa… ha sido algo que me ha hecho mucho bien y me ha hecho sentir una vez más, parte de este Cuerpo para los otros.
¡Muchas gracias, por todo lo vivido!
Esther Sanz
Experiencia en Santa Cruz (Bolivia)
La tercera experiencia que hoy llamamos experiencia apostólica, se me concedió en Bolivia, en la casa “Cándida María de Jesús” de Santa Cruz de la Sierra, casa que pertenece a la comunidad ampliada del oriente.
De la experiencia he de compartir que cuando se me fue propuesta sentía un deseo puesto en el corazón, un querer implicar toda mi persona allí, y poco a poco ir pidiendo al Espíritu que me diera a comprender captando con los sentidos, organizando e interiorizando desde la percepción de la realidad y el contexto cultural Boliviano la razón de ser de la experiencia para mí hoy y como futura Hija de Jesús, y después de dejar decantar un poco lo vivido mis resonancias son:
Sentirme llamada a vivir una Vida Religiosa en conversión, girar mi mirada continuamente a la persona de Jesús, a la vida en misión: Ser en libertad con una vida en tensión, aprender y desaprender, escuchando la realidad compleja, personas, naturaleza, cultura… y ser palabra de bien y de impulso a la novedad, al cambio, llamada al vaciamiento de mi misma siempre en camino y que mi necesidad se convierta en oportunidad, a vivir una vida religiosa en radicalidad de entrega, de sacrificio, de ofrecimiento en unión con otras y otros, abierta a la novedad de la imagen de un Señor que no se adapta a ninguna expectativa, que desactiva energías haciendo reverencia inteligente a mis fariseísmos, espiritualismos… con Su misericordia, Su presencia en las calles, en la gente, en un pueblo humilde, dejándome siempre sorprender por Él, haciéndome cargo de la atención del vínculo, de la intimidad cuidada de la mano de la fraternidad en comunicación y de la búsqueda de la palabra que acompaña.
Agradezco al Señor y a la Congregación por la oportunidad, y a Graciela, Jung Hi, Cari, Nieves, María, Amparo, Marta, Carla, Leonarda, Fuencisla, Santuza, Leonor, Susi, Teresa, Chelo, Nieves, Benita, Lola, Irene, Amelia, Dorita, Mª Ángeles I., Mª Ángeles M., Tita, Ma Elfi, Ana, Feli, Rommy por su testimonio y ser Hija de Jesús, por la vida compartida y el deseo que nos UNE, “Buscar más el Bien de los prójimos”.
Alicia Romero
En Monterrico (Jujuy)
En los últimos dos meses, yo tuve la alegría de vivir la experiencia apostólica en la Casa de Monterrico (Jujuy – Argentina), parte de la Comunidad Ampliada Córdoba-Monterrico.
No me es fácil expresar lo vivido, pero con disposición y ánimo de compartir esta hermosa experiencia, lo intento.
Ya motivada, con el regalo de la bonita acogida de las hermanas y de todas las personas de los espacios en que estuve compartiendo y sintiéndome en casa, la vida se fue haciendo, y pude ir experimentándola como oportunidad de importantes encuentros y escucha de vida.
Fue una vivencia profunda de una invitación desde el modo de Hija de Jesús, a estar, a sentir, tocar esta tierra donde Dios se hace nítido, explícito, imposible de no verlo, con la fuerza del Espíritu. Me sentí contagiada de la riqueza de la sencillez y alegría del pueblo jujeño, y en este contacto fui haciendo experiencia de acompañamiento y descubriendo desde la comunión con Dios y con el otro la libertad expresada y confiada.
La vivencia apostólica, la vida comunitaria, la naturaleza, las historias, las personas y la diversidad, me llevaran a ser constantemente impactada e inundada de novedades interiores.
Muy agradecida a Dios y a cada uno por todo lo vivido,
Cintia Malaquías