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Iglesia Católica de Joso: celebrando una década de bendiciones

marzo 19, 2019

 

Alrededor de 280 brasileños, filipinos, peruanos, japoneses y vietnamitas con sus familias y amigos celebraron el invernal y frío 10 de febrero el tan esperado 10º aniversario de la iglesia de Joso.

Esta memorable ocasión estuvo marcada por la celebración de una eucaristía multicultural presidida por el nuevo obispo Mario Michiaki Yamanouchi y la confirmación de 25 católicos: dos japoneses, diez brasileños y 13 filipinos de diferentes parroquias de la prefectura de Ibaraki. Cinco sacerdotes de varias nacionalidades y un diácono japonés concelebraron. La oración y las canciones fueron en cinco idiomas y calentaron nuestros corazones.

En su homilía, el obispo Mario felicitó a las Hijas de Jesús y a todos por su duro trabajo por mantener viva la iglesia de Dios en Joso durante la pasada década a pesar de los muchos retos que supone la vida de un migrante. También expresó su alegría al conocer a una feliz comunidad con variedad de nacionalidades. Dijo que la Iglesia es una comunidad en la cual todo el mundo, también los migrantes, pueden encontrar su espacio. Terminó su homiía explicando el significado de su escudo de armas – “UNUM CORPUS IN CHRISTO”- y regaló una postal a cada uno con la explicación detallada. Los asistentes estuvimos felices de conocer a nuestro nuevo pastor tras cinco años esperando.

“Estamos muy agradecidos a los brasileños que tuvieron la inspiración inicial y tomaron la iniciativa de construir la iglesia. Se han convertido en nuestros amigos durante estos años. Como filipinos, nos sentimos bendecidos de tener una iglesia cerca del lugar en que trabajamos y vivimos. Como expresión de nuestro agradecimiento, nos ofrecemos a servir a la iglesia de Joso durante los próximos diez años”, dijo un miembro del servicio de coro.

“Gracias a Dios por esta oportunidad para trabajar juntos. ¡Nos da mucha alegría!”, dijo un brasileñó. Uno de los confirmandos dijo que la celebración fue una bendición y que, tras confirmarse, intentaría casarse este mismo año.

La sencilla fiesta que siguió fue una gran experiencia de comunión fraterna, doblemente enriquecida por comida nativa preparada por cada uno de los grupos de distintos países.

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