Hace unos días, compartíamos las palabras de Graciela Francovig, Superiora General de las Hijas de Jesús, en la que nos invitaba a alimentar el deseo profundo de vivir desde la identidad de Hijas de Jesús . Y en esta semana, mientras seguimos transitando este tiempo intermedio después de la CGXIX, de vuelta a la cotidianidad y a los lugares habituales de misión de cada congregada y todos en espera de la transmisión de sus determinaciones, esa invitación a vivir en conexión con lo profundo de la vida resuena aún con más fuerza.
Y así, en medio de la cotidianidad y espera la vida misma nos regala celebraciones y coincidencias que parecen casuales, pero que tienen un mensaje para quien sabe mirar con ojos de fe.
La Ascensión, la espera de Pentecostés, la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales y hasta el Día Mundial de los Arrecifes, que este año coincidió con la fiesta litúrgica, nos hablan de un mismo llamado: ir a lo profundo.
Aparentemente algunas de estas conmemoraciones son inconexas. Seguramente no ha habido intencionalidad en hacerlas coincidir, sobre todo, aquellas que siguen calendarios diferentes, el civil o el litúrgico. Pero desde esa premisa de que “las casualidades no existen”, nos provoca una sonrisa acercarnos y dejarnos iluminar a través de estas coincidencias…
Ascensión y Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales
En la Ascensión, la Iglesia celebra también el Día Mundial de las Comunicaciones Sociales. Y la razón es porque las últimas palabras de Jesús antes de ser elevado al cielo, nos dice la biblia que fueron:
Recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que va a venir sobre vosotros y seréis mis testigos en Jerusalén, en toda Judea y Samaría y “hasta el confín de la tierra”. Dicho esto, a la vista de ellos, fue elevado al cielo, hasta que una nube lo quitó de la vista. Hch 1, 1-11
Así es, nos envía hasta “el fin del mundo en busca de almas”, a comunicar al modo de Jesús su Buena Noticia de vida, perdón y Amor. Nos hace a cada uno de nosotros “comunicadores sociales”, comunicadores de esperanza de la posibilidad de un mundo verdaderamente de hermanos.
Y, además, esta fiesta de la Ascensión, expresa otra comunicación: la de Jesús que vuelve al Padre y, “sentado a su derecha”, descansa en conversación que despliega en envío del Espíritu.
La Ascensión de Jesús se convierte en signo de comunicación: es momento de diálogo, tiempo de amor compartido. Jesús y el Padre, sentados y dialogando en el Espíritu, aparecen de esa forma como espacio y tiempo de vida para los humanos, como principio de toda comunión, X. Pikaza
Comunicar no es hablar mucho sino aprender a mirar al otro como hermano. “Compartan con mansedumbre la esperanza que hay en sus corazones” (cf. 1 P 3,15-16) Nos invita el mensaje por la LIX Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 2025
Ascensión y Día Mundial de los Arrecifes
En el calendario civil, el 1 de junio se celebra el Día Mundial de los arrecifes. Este 2025 ha coincidido con el domingo de la Ascensión. Tenemos experiencia de lo mucho que la naturaleza es maestra para nuestras vidas. Sentimos, en esta ocasión también, que podemos aprender de la naturaleza qué puede significar la Ascensión de Jesús.
Y es que la Ascensión contiene una serie de elementos simbólicos que han de tomarse, como “símbolos” que son, buscando el sentido profundo de su lenguaje.
Uno de estos símbolos es la imagen del “arriba y abajo, subir (y bajar…)”. En la mayoría de los pueblos el “cielo” (es decir, la plenitud de la vida) está arriba (y el infierno, la destrucción, está abajo); por eso, subir es alcanzar la vida plena, la felicidad, es purificarse, ascender de la tierra de muerte a la altura de Dios…
Pero hoy sabemos que en sentido cósmico no hay arriba ni abajo, que el universo es un todo en el que todas las cosas están implicadas… Por eso, en vez de subir preferimos hablar de “ahondar”, sumergirse, profundizar, penetrar en la hondura de misterio. Más que la altura, Dios sería la PROFUNDIDAD de la vida. X. Pikaza
Para presenciar la belleza, colorido y riqueza de los arrecifes, hay que sumergirse, hay que bajar a lo profundo, nos tenemos que “mojar” y bucear…
Sumergiéndonos hasta los arrecifes podemos aprender valiosas lecciones para la vida, entre las que destacamos:
- Resiliencia y adaptación: Los arrecifes, a pesar de las presiones del cambio climático y otras amenazas, pueden aprender a adaptarse y resistir.
- Biodiversidad y equilibrio: La complejidad y la riqueza de la vida en los arrecifes resaltan la importancia de la biodiversidad para la salud de los ecosistemas,
- Sostenibilidad y manejo de recursos: Los arrecifes son una fuente de alimento y recursos para muchas comunidades,
- Interconexión de ecosistemas: La interconexión entre los arrecifes y los sistemas terrestres demuestra que no hay ecosistemas aislados y que las acciones en una parte del planeta pueden tener consecuencias en otras.
- Educación y conciencia: La belleza y la complejidad de los arrecifes pueden inspirar la educación y la conciencia sobre la importancia de la conservación del medio ambiente,
En resumen, los arrecifes de coral nos enseñan que la salud de la naturaleza y la salud de las personas están íntimamente relacionadas, y que la conservación de estos ecosistemas es crucial para el bienestar de la humanidad.
La Ascensión nos llama a bajar
Esta semana, la Ascensión y los arrecifes nos invitan a seguir ahondando, a ir a lo profundo de nuestra vida, de nuestra misión y de nuestra comunión.
Que en esta espera de Pentecostés, nos dejemos sumergir en lo profundo de la vida por el Espíritu, para descubrir las determinaciones de la CGXIX no como un documento más, sino como una llamada viva y nueva a comunicar, a resistir, a cuidar, a estar conectadas con Dios y entre nosotras. ¿Qué te resulta valioso para tu vida y la de tu familia y comunidad de lo que podemos contemplar con la ascensión de Jesús y la bajada a los arrecifes y a lo profundo de nuestra persona y nuestra realidad? Quizá en esa pregunta está la clave para seguir caminando con esperanza.