Durante los últimos días del curso de renovación tuvimos la gracia de ser acompañadas por nuestra Superiora General, Maria Inez Furtado, y Clara Echarte. Fueron seis días de iluminación y profundización sobre las Constituciones y Directrices y Normas Complementarias, PARA SABER DAR RAZON DE NUESTRO MODO DE SER Y PROCEDER.
Resaltamos algunas ideas: las CFI son inspiración del Espíritu Santo, para leerlas constantemente y llevarlas a la práctica… nos resonó; cómo las vivimos aquí y ahora?… Es un libro de discernimiento. A nosotras nos corresponde inventar el modo… de vivir la novedad del Espíritu en cada tiempo y siempre estamos comenzando. LA MISION, es el movimiento de extroversión del Dios Trino. Movimiento de Dios hacia la humanidad para transformar el universo. JESUS misionero del Padre, Jesús entra en la realidad porque Dios quiso entrar en la humanidad para salvarla. Y ahora nos envía a NOSOTRAS para continuar su misión. La misión no es nuestra, es de Dios.
Leer nuestras constituciones desde esta orientación, es una gracia porque vamos descubriendo un tesoro en ellas, porque esa nueva mirada nos hace arder el corazón al leerlas, reflexionar, profundizar y orarlas. Ha sido una acción de gracias a Dios que nos las ofrece como palabra viva y eficaz (Ef 4, 12) es una manera de poner en concreto para las Hijas de Jesús hoy el evangelio, que nos lleva leerlas con fe, ir a las fuentes que le inspiró el Espíritu Santo a santa Cándida María de Jesús al escribirlas y cómo ilumina hoy nuestra vida y camino, son una vía para dar respuesta a ese envío que nos sigue haciendo hoy Jesús y nos hace como cuerpo congregacional.
Captar como el Espíritu nos mueve a vivir poniendo todo nuestro empeño en la salvación de sí misma y con ese mismo empeño procurar el provecho espiritual de los prójimos y la educación católica de los pueblos, ayudando así a los prójimos a conocer la bondad de Dios que a todos hace hermanos. Por tanto, nuestra misión es ir integrando esta manera de vivir e ir configurándonos con Jesús, dejando trasparentar la misericordia y amor de Dios a través de nuestra vida en cualquier situación, lugar o edad en la que nos encontremos. Es una llamada a vivir en discernimiento y muy unidas a la iglesia.
Todo esto nos lleva a agradecer a Dios por regalarnos la gracia de sentir el deseo de conservar y mantener la congregación en su buen ser y confiar que es Dios quien la lleva adelante. Es una responsabilidad activa de aportar desde la confianza plena y esperar todo de El, como si todo dependiera de El y al mismo tiempo sentir que debemos hacer todo con diligencia como si todo dependiera de nosotras, desde un colaborar humilde y sencillo con Dios y la congregación.
Con cariño, equipo de comunicación curso de renovación