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¿Seguimos apostando por el Sínodo? -Sínodo febrero 2024

febrero 5, 2024

Seguimos releyendo lo que ha supuesto la Asamblea Sinodal de octubre 2023. Vamos caminando hacia la del 2024 y entre una y otra no hay cortes, ni saltos en el tiempo, sino un hilo conductor que mantiene la sinodalidad como modo nuevo de ser y estar en la iglesia.

El proceso del Sínodo 2021-2024, en su conjunto, es la fuente de inspiración para continuar el camino. Quienes hemos participado en las reuniones sinodales en los distintos niveles de la fase de escucha y consulta, y más aún los participantes en la Primera Sesión, hemos tenido la experiencia concreta de una Iglesia que se descubre plural y puede vivir las diferencias como una riqueza, en comunión.

Esta experiencia constituye una palabra profética dirigida a un mundo al que le cuesta creer que la paz y la concordia sean posibles. Somos llamados y enviados por el Resucitado a anunciar el Evangelio al mundo de hoy: crecer como Iglesia sinodal es una manera concreta de responder a esta llamada y a esta misión.

El encuentro sinodal entre hermanos y hermanas que se reconocen discípulos llamados y enviados por el Señor es una gracia y una fuente de alegría. De esta experiencia nace el deseo de compartir este don, implicando cada vez a más personas en este dinamismo.

Y como vamos caminando hacia la próxima Asamblea, no podemos dar saltos sino paso a paso pero firmes hacia la meta deseada. Tenemos una pregunta orientadora para profundizar. Una primera pauta de trabajo, invita a las Iglesias locales y a los grupos de Iglesias a contribuir, profundizando en algunos aspectos del Informe de síntesis que son fundamentales para el tema del Sínodo, a partir de una pregunta orientadora: ¿CÓMO ser una Iglesia sinodal en misión?.

El objetivo es identificar los caminos a seguir y los instrumentos a adoptar en los diferentes contextos y circunstancias, para potenciar la originalidad de cada bautizado y de cada Iglesia en la misión única de anunciar al Señor Resucitado y su Evangelio al mundo de hoy.

No se trata, por tanto, de limitarse al plan de mejoras técnicas o de procedimiento que hagan más eficaces las estructuras de la Iglesia, sino de trabajar en las formas concretas del compromiso misionero al que estamos llamados, en el dinamismo entre unidad y diversidad propio de una Iglesia sinodal.

La reforma de estructuras que exige la conversión pastoral solo puede entenderse en este sentido:

procurar que todas ellas se vuelvan más misioneras, que la pastoral ordinaria en todas sus instancias sea más expansiva y abierta, que coloque a los agentes pastorales en constante actitud de “salida” y favorezca así la respuesta positiva de todos aquellos a quienes Jesús convoca a su amistad.

Tenemos camino por delante, el futuro nos está llamando a seguir haciendo esta iglesia sinodal que deseamos y a la que se nos invita desde los diversos niveles.

María Luisa Berzosa FI

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