Toda experiencia de E.E. de alguna manera nos sorprende y nos resulta nueva, sea por cómo nos encontramos en general, por el momento vital que atravesamos, por la persona del acompañamente y, sobre todo, por aquella(s) palabra(s) que el Espíritu Santo de Dios hace llegar a nuestros corazones de una manera especial y realmente novedosa. Como sin por primera vez le escuchásemos. “Nuestro Dios es el mismo ayer y hoy, Aleluya, aleluya”
Pues muchas de ellas me llegaron en otro tono, nuevo sabor y peso. Al querer compartir fraternalmente algo de mi experiencia no sabía cuál de todas elegir… Me detengo en esta partecita del salmo 92, dentro de la contemplación de la primera semana en la que, humildemente miramos nuestra realidad de pecado a la luz del Amor Fiel y Misericordioso de Dios, tan claro en algunos personajes bíblicos… y en nuestras vidas, también.
Y lo único que podemos reconocer desde el fondo del corazón, es que nuestro Dios es un Dios de profunda ternura y misericordia para con sus todos sus hijas e hijos. Sí, para con todos, sin excepción alguna… Nuestro Dios es “Dios de los casos perdidos” Ha venido a traernos vida y vida en abundancia, para todos y en especial a las ovejas descarriadas y perdidas. Es decir que, a pesar de todas nuestras acciones desamorosas, que no son pocas, de tanto tiempo y paciencia como nos dedica e incluso de alguna buena reprimenda de su parte con el cariño que sabe darnos… siempre, siempre está dispuesto a reencontrarnos, a tomarnos nuevamente de su mano amorosa para que volvamos al cauce de su Amor, de modo que no queramos despegarnos de Él, pues es la fuente de la verdadera paz, felicidad, amor, esperanza, fraternidad, sentido de la vida… De su parte nada, absolutamente nada nos separará del Amor de Cristo…, a no ser que yo lo permita. Pero por su parte, absolutamente nada le alejará de nosotras. “Es el Dios fiel”. Reconocerlo es gracia.
En esa corta frase sálmica, tenemos todo un programa de vida para quienes amamos a Dios. Reconocer continua y humildemente su misericordia, su infinita ternura para con nosotros, en cada etapa de nuestra vida, en todo momento y circunstancia, incluso allí donde en ocasiones nos hemos sentido perdidos y confundidos… Y comunicarla en su nombre a toda persona que nos encontramos por la senda de nuestras vidas… Y al atardecer de cada etapa, de cada ciclo, de cada día cantar su fidelidad. Al atravesar “noches oscuras” que no faltan en la existencia humana, cantar su fidelidad que siempre nos fortalece en la fe, el Amor y la esperanza.
Ha sido una semana de adviento realmente bella, de preparar nuestro corazón para esta nueva venida del Señor. Reconocer una vez más en este tiempo el SI DE DIOS, DE JESUS, DE MARIA, EL DE CANDIDA MARIA DE JESUS, EL DE CADA HIJA DE JESUS. EL DE CADA PERSONA que en su paso por la vida nos ha dado testimonio de la presencia de Dios en sus existencias. Nos sentimos unidas por el amor y la gracia de una misma vocación. Y en preparación inmediata para la Congregación Provincial de América Andina 2018-2019.
Tere Ramírez F.I.