Amo a ÉL, a pesar de las traiciones y las coartadas que me construyo cada día. De este amor surge todo lo demás. Por fin me he dado cuenta. Me llevó tiempo y lágrimas, pero lo hice. Por este amor había pensado renunciar a lo que más amo y que mejor se me da: escribir. Me di cuenta de que Dios no me pedía esta renuncia, sino que siguiera poniendo este don al servicio de los demás. Me encanta escribir porque con las palabras puedo dar vida a sentimientos, pasiones, alegrías y penas, que adquieren un rostro, se convierten en expresión del hombre y la mujer de todos los tiempos, que se pierden y se encuentran en el tiempo de Dios, el kairós. Las palabras son importantes, abren puertas, construyen relaciones, cuentan historias.
vidas fi