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VOLVER AL ROSARILLO: Henar Martín, Patrícia Helena y Magda Zhang

abril 1, 2016

Por Henar Martín FI
La fecha del 2 de abril tiene en mí varias resonancias de las cuales hoy hago una memoria agradecida por todo lo que Dios ha hecho y va haciendo en nuestras vidas:

1ª resonancia: Valladolid, 2 de abril de 1869
Situamos a Juana Josefa en Valladolid, al servicio de los señores de Sabater. Por ese tiempo, ella vive un proceso de búsqueda de la voluntad de Dios, de saber con certeza dónde quiere Dios que emplee sus fuerzas, su juventud, sus energías, hacia dónde encauzar su vida una vez que ha visto claro que ella será SÓLO PARA DIOS…
En sus diálogos con el P. Herranz S.I., a la vez que Juana Josefa va aprendiendo el castellano, ambos van a ir descubriendo cuáles son los planes de Dios. Vemos a una mujer en plenitud de vida, con deseos de hacer algo grande, con nobles ideales y anchos horizontes, apasionada por llevar muchas almas hacia Dios a la vez que se descubre pequeña, pobre, limitada… ¿Qué querrá Dios de mí?
Quizás fuera su constancia en el pedir luz, su devoción y fidelidad a la Eucaristía diaria en la iglesia del Rosarillo en aquellas mañanas frías del invierno castellano, sus penitencias o su sinceridad en abrir el alma a su director espiritual…, el caso es que poco a poco va a ir descubriendo lo que Dios espera de ella; pero hay un momento especial, diría yo, un momento como el de Ignacio a las orillas del río Cardoner, donde Juana Josefa tiene una fuerte experiencia contemplando aquel retablo tan sugerente del Rosarillo; ella contempla una y otra vez a la Sagrada Familia en el centro, al Espíritu y al Padre eterno bajo el arco del cuadro y coronándolo todo el anagrama JHS. Será algo de lo que no duda ni podrá dudar, es tan fuerte lo que ella ve y siente por dentro aquel 2 de abril…:
“Fundar una Congregación con el título de Hijas de Jesús dedicada a la salvación de las almas por medio de la educación cristina de la niñez y juventud”
Este será el testimonio que dejará por escrito años más tarde, cuando por obediencia escriba sus memorias para la posteridad y conocimiento de su futura Congregación. Las Hermanas que convivieron con  la M. Cándida tenían verdadero interés en que dejara constancia de cuáles fueron los orígenes y las raíces del Instituto.
El P. Herranz S.I. ratificó este deseo puesto por Dios en el corazón de Juana Josefa y en sintonía con lo que también él veía como una necesidad apremiante para la sociedad española en los turbulentos años de finales del siglo XIX. Esta experiencia, comunicada con  sencillez a su director espiritual, le hizo comprender al P. Herranz la grandeza de alma de esta mujer y el plan de Dios que elige siempre a los pobres y sencillos para grandes empresas. Este será su destino y esa la empresa que llevará a cabo unos años más tarde, marcada sin duda, desde el primer momento, por una fuerte espiritualidad ignaciana.
En el retablo del Rosarillo, la M. Cándida concibe y experimenta con gozo cuáles van a ser los pilares de su vida y del nuevo Instituto que ella va a fundar: sentirse y saberse hija de Dios, Cristo como centro de su vida, María como Madre y dulce Ayudadora….y un amor apasionado a las personas más necesitadas en cualquier parte del mundo para llevarlas a Dios a través de la instrucción y educación cristiana. Experiencia que irá madurando en sus horas de oración en diálogo y escucha al Señor y a quienes le rodean.
Mucho se podría escribir sobre todo lo que ella contempló en este retablo “tan rico de presencias”. Su mente y su corazón se van lejos en el horizonte llegando hasta el fin del mundo que le quedaría pequeño para sus sueños de hacer vida todo lo que Dios quería…. Juana Josefa entiende y acepta la desproporción que existe entre su propia realidad y los planes que Dios tiene para ella. Hoy, casi 150 años después de aquella experiencia, sólo nos resta darle gracias por su fidelidad al plan de Dios, por su mirada profunda de las cosas desde la fe, por su grandeza de alma olvidada de sí misma y muy consciente de su pequeñez que supo abandonar en las manos de Dios con total confianza hasta poder decir: CON DIOS TODO LO PUEDO.
Hoy se ha hecho realidad aquel sueño y, aunque pocas, las Hijas de Jesús, apoyadas en la fuerza y el poder de Dios, seguimos buscando su voluntad y su deseo de encarnarnos como Jesús en los lugares más pobres y necesitados de la tierra para anunciar el Evangelio del Reino y llevar los valores cristianos allí donde no están presentes o donde las personas están faltas de derechos o su dignidad se ve seriamente amenazada…

2ª resonancia: Salamanca, 2 de abril de 1972, domingo de Pascua de Resurrección
Era una mañana radiante de sol y yo había elegido ese día de Pascua para hacer mis Votos Perpetuos por lo que significaba para mi persona y desde mis circunstancias, este misterio de la vida de Jesús: su triunfo sobre la muerte, el mal, el pecado…
Rodeada por el cariño y calor de mis padres, hermanos, familiares y amigos, también ante un retablo, el de la capilla de Mostenses (Salamanca), pronuncié mi SÍ a Dios para siempre. También yo había tenido la oportunidad de contemplar mucho tiempo ese cuadro de Jesús en pie apareciéndose a Santa Margarita Mª de Alacoque, rodeados de muchos angelitos… Sin duda a muchas de nosotras, que pasamos por aquellos claustros de Mostenses, nos traerá muchos recuerdos este retablo, verdad?
También yo tenía conciencia de mi pobreza y pequeñez pero la confianza en Dios como Padre, me hizo posible dar el Sí y abrirme al querer de Dios que a lo largo de mi vida me ha ido señalando a través de las mediaciones y me ha dado la fuerza para llegar hasta hoy, donde reconozco y agradezco su FIDELIDAD que es más grande que mis infidelidades…
Todos mis miedos se disiparon aquel día y la experiencia de VIDA fue más fuerte que los signos de muerte. Con la confianza en Dios como Padre y teniendo a Jesús como centro, entonces y ahora con distintas circunstancias, le repito: ¿A dónde, Señor, me quieres llevar? Siguiéndote a ti nunca me podré perder…
…Y en estos tiempos de búsqueda, de ensayos de nuevas formas de vida comunitaria, de misión compartida en muchos y diversos lugares y siguiendo las orientaciones de la Congregación, queremos continuar haciendo realidad el sueño de Cándida Mª en aquel 2 de abril de 1869, fiándonos de Dios a la vez que contemplamos el hoy de nuestro mundo a la luz de su Palabra para estar donde más se necesite de nuestra presencia como HIJAS DE JESÚS y abriendo siempre caminos nuevos porque nueva es la vida de cada día y nueva la experiencia que el Señor quiere regalarnos cada vez que celebramos su Pascua, su Resurrección que nos invita a mirar al cielo nuevo y a la tierra nueva que nos tiene preparada, sin perder de vista que somos ciudadanos de esta tierra y es aquí donde hemos de empezar a hacer realidad el mañana.

Por Patrícia Helena FI
Hacer memoria del 2 de Abril de 1869 contemplando a la Madre Cándida delante del altar de la Sagrada Familia me despierta la gratitud por la llamada de Dios en la vida de esta joven y la llamada de Dios en mi vida.
Me siento desafiada a estrenar nuevos caminos en nuestra vida-misión.
Es para mí un acontecimiento muy cercano y familiar que hace brotar en mi corazón:
Gracias Pai por me llamar su Hija! Gracias Pai por llamar-nos sus Hijas!

Por Magda Zhang FI
Cada 2 de abril, doy gracias al Señor por su llamada de ser una hijas de Jesús. Este año, al contemplar el Rosarillo, experimento muy especialmente la misericordia de Dios: una llamada llena de la misericordia de Dios. Como el lema del Papa es miserando atque eligendo, explicando en Misericordiae Vultus, Jesús miró a Mateo con amor misericordioso y lo eligió. Ante el Rosarillo, sin duda Juana Josefa, una chica joven entonces ya experimentó este amor. Hoy, con el agradecimiento y mucha alegría, podría cantar con María, porque ha puesto la mirada en la humilde sierva suya y ved aquí el motivo porque me tendrán por dichosa y feliz todas las generaciones. Ahora a mí me toca a vivir y transmitir esta alegría a las jóvenes, para que puedan siempre ser disponible a la llamada del Señor. M. Cándida, pida mucho por tu hijas.  

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