Encuentro providencial
Hoy, 5 de julio, recordamos con gratitud y cariño el nacimiento del P. Miguel San José Herranz, sj, sacerdote jesuita a quien el Señor puso en el camino de la Madre Cándida María de Jesús para acompañarla en los inicios de la Congregación de las Hijas de Jesús.
El P. Herranz fue para la Madre Cándida un acompañante espiritual, un hermano en el seguimiento de Jesús y una ayuda fundamental para descubrir y confirmar su vocación. La Providencia quiso que sus caminos se cruzaran en 1868, en Valladolid, en la iglesia de San Felipe de la Penitencia. Desde aquel encuentro, se gestó una relación de profunda confianza y discernimiento espiritual, orientada siempre a buscar la mayor gloria de Dios.
Un acompañamiento espiritual fecundo
De aquel tiempo y de sus vínculos, se conservan en nuestro Archivo 209 cartas escritas por el P. Herranz a la Madre Cándida. Lamentablemente, no se han conservado las respuestas de ella, pero en una de las cartas autógrafas más antiguas que conservamos, fechada el 22 de septiembre de 1872, la fundadora deja ver por un lado la cercanía y afecto con la que trata al P. Herranz y también su fortaleza y su fe inquebrantable en medio de las dificultades:
Mi inolvidable Rvdo. Padre: Recibí tu carta, que tanta alegría me dio, el sábado por la tarde, y no pude leerla hasta el día siguiente por haberme acostado a la mitad de la tarde, pues me puse tan mala de la cabeza y arrojando fuera el poco alimento que había tomado, como tú sabes. Pero no te asustes, que Dios puede más que el demonio. ¿No te parece buena señal cuando el enemigo está enfadado? Por lo menos, yo no tengo más gusto que verle desesperado, y entonces digo: “Gracias a Dios, vamos bien, vamos adelante con gran ánimo a dar guerra al infierno. ¿Quién como Dios?” […] No te puedes figurar tan contentas como estamos todas, conformándonos con la voluntad de Dios y su Santísima Madre, con la esperanza de que me logrará lo que yo le pido si es para mayor gloria de Dios; y, si no, que nos dé la conformidad y fortaleza con su santísima voluntad.
La relación entre ambos no fue solo de dirección espiritual (que es como se denominaba el acompañamiento espiritual entonces), sino también de trabajo conjunto de definición del modo de vida del Instituto y elaboración de sus primeras Constituciones. El P. Herranz presidió el acto de fundación el 8 de diciembre de 1871 en Salamanca, imponiendo el hábito a la Madre Cándida y a las primeras compañeras.
Dirá la M. Cándida, en otra parte de la carta:
Te vuelvo a decir que estamos muy conformes y contentas. Te digo lo que siento. Me hiciste llorar con la noticias de San Francisco. Vamos mirando paso a paso, y veremos la mano de Dios, y nos afirmaremos más de su dedo divino.(…) Adiós, Padre mío. ¡Ené! Esta tu hija que te quiere ver en el Corazón de Jesús,
La amistad en Dios, frutos para el Reino
Que el testimonio del P. Miguel San José Herranz siga inspirándonos a vivir con rectitud, firmeza y bondad, como él supo hacerlo, siempre atentos a la voz de Dios y disponibles a su voluntad. Su vida y su amistad en el Señor con la Madre Cándida nos recuerdan cómo el acompañamiento espiritual y las amistades nacidas en Dios pueden dar frutos abundantes para el Reino, sosteniendo caminos, alentando vocaciones y haciendo posible la obra que Él sueña para su Iglesia.
¡Feliz cumpleaños al P. Herranz en la Casa del Padre!



