Nacimiento del P. Herranz, sj
Así llamamos familiarmente a este sacerdote jesuita que nació el 5 de julio de 1819 en la ciudad de Valladolid (España). En 1868, la revolución expulsa a los jesuitas del Colegio Máximo de León. El P. Miguel de los Santos San José Herranz (P. Herranz) decide quedarse en Valladolid, en casa de sus hermanos. La estancia entre los suyos será la ocasión por la que Juana Josefa, a su llegada a Valladolid, encontrará al jesuita que le ayude a descubrir su vocación, al maestro del que aprenderá tantas cosas, al consejero que le proporcionará orientación y fortaleza.
El P. Herranz va a ser el gran colaborador de la M. Cándida en la búsqueda de caminos y en la realización del proyecto que el Señor tiene sobre los dos: fundar una congregación dedicada a la educación de la infancia y la juventud. La fundadora, la M. Cándida; el P. Herranz, su fiel ayuda aún en la distancia.
Dice de él el P. Sandalio García Alcalde:
En cuanto a su persona moral, era hombre de pocas palabras, de recto y sano criterio, muy seguro en el consejo, prudentísimo en sus resoluciones y muy firme y constante en lo que una vez determinaba; sumamente humilde y obediente, mortificado en sumo grado y de una confianza ilimitada en Dios por medio de la oración y de la conformidad con su voluntad.
Nada adulador ni temeroso del respeto humano, de carácter y temperamento vivo, pero muy reflexivo, con mucho dominio sobre sí mismo, amable y bondadoso con todos, franco y jovial en la conversación.
Y, en 1984, el P. Manuel Revuelta, sj:
Castellano recio y afable, tan eficaz como silencioso, tan parco y discreto que, habiendo sido un hombre muy activo, apenas ha dejado rastro en la documentación jesuítica.