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Diseñar Nuevos Mapas de Esperanza: La Brújula del Papa para la Educación en el Siglo XXI

Nov 3, 2025 | Destacado, Educación, fi

El Papa León XIV ha conmemorado el 60º aniversario de la Declaración conciliar Gravissimum educationis con la Carta Apostólica Diseñar Nuevos Mapas de Esperanza (DNME) en el marco del Jubileo del mundo educativo. Este documento subraya que la educación no es una actividad marginal, sino el «tejido mismo de la evangelización» y la forma concreta en que el Evangelio se convierte en gesto educativo.

Ante un entorno complejo, fragmentado y digitalizado, la Carta Apostólica ofrece una «brújula» y una «cosmología de la paideia cristiana» para que las comunidades educativas no se retiren, sino que se relancen, construyendo puentes en lugar de muros.

Nos podemos asombrar al reconocer la confluencia presente entre la Carta apostólica DNME y Nuestro Modo Propio de Educar (NMPE). La DNME nos ofrece una brújula sólida para navegar los retos actuales, que resalta varios puntos en común con el corazón de nuestro estilo educativo.

A continuación, destacamos los puntos clave que trazan la ruta de la misión educativa expresada en DNME y haremos alguna referencia de estas confluencias con NMP:

La Centralidad Innegociable de la Persona

Tanto la Carta Apostólica como el NMPE insisten en una visión antropológica integral que se opone a cualquier reduccionismo. La DNME insiste en una visión antropológica integral como eje central de la pedagogía católica.

  • Dignidad y Vocación: La persona no es solo un «perfil de competencias» o un algoritmo predecible, sino un «rostro, una historia, una vocación».
  • Formación Integral: La formación debe abarcar la totalidad de la persona: espiritual, intelectual, afectiva, social y corporal. No debe oponer lo manual a lo teórico, ni la ciencia al humanismo, sino asegurar que la profesionalidad esté impregnada de ética.
  • Fe, Razón y Corazón: no hay que separar el deseo y el corazón del conocimiento: significaría romper a la persona. La universidad y la escuela católica son lugares donde las preguntas no se silencian y la duda no se prohíbe, sino que se acompaña. Allí, el corazón dialoga con el corazón, y el método es el de la escucha que reconoce al otro como un bien, no como una amenaza. 
  • Justicia y Dignidad: El valor de la educación se mide en función de la dignidad, la justicia y la capacidad de servir al bien común, y no solo en función de la eficiencia o la utilidad práctica mercantilista.

Nuestro propio modo de educar (NMPE) tiene como objetivo global el desarrollo de la «entera persona», promoviendo su crecimiento en todos los aspectos (individual y social). Desde el principio, nuestra tradición educativa ha revelado que la persona es objeto de amor por parte de Dios y posee una dignidad única e inalienable.

La Educación como “Obra Coral” y Acto de Esperanza

En la Carta Apostólica la educación cristiana es definida como una «obra coral».

  • El «Nosotros» Educativo: Nadie educa solo. La comunidad educativa es un «nosotros» en el que convergen el docente, el estudiante, la familia, el personal, los pastores y la sociedad civil para generar vida.
  • La Familia, Primera Educadora: La Declaración Gravissimum educationis reafirma el derecho universal a la educación y señala a la familia como la primera escuela de humanidad. Las escuelas deben colaborar con los padres, sin sustituirlos.
  • El Testimonio del Educador: Los educadores tienen una responsabilidad que va más allá del contrato, y su testimonio vale tanto como su lección. Esto exige una formación permanente no solo técnica, sino también espiritual, cultural y pedagógica.
  • Oficio de Promesas:  Educar es un acto de esperanza y una pasión que se renueva porque manifiesta la promesa que vemos en el futuro de la humanidad. Es un «oficio de promesas»: se promete tiempo, confianza, competencia; se promete justicia y misericordia, se promete el valor de la verdad y el bálsamo del consuelo. Educar es una tarea de amor que se transmite de generación en generación, remendando el tejido desgarrado de las relaciones y devolviendo a las palabras el peso de la promesa. 

En este aspecto encontramos nuevamente varias sintonías con NMPE:

  • Nuestro documento subraya que el diálogo entre fe y cultura es un elemento clave y característico de la educación integral, donde la fe tiene una palabra que decir y una propuesta de sentido que hacer a la postura global ante la vida.
  • NMPE se fundamenta en la comunidad educativa, en la que todos los miembros (directivos, educadores, padres y alumnos) están integrados en una misión compartida. Se busca superar el individualismo, reconociendo en el educando el centro de la acción.
  • Asimismo, establece que la enseñanza más eficaz es el ejemplo, y que se educa con la propia vida, donde los valores proclamados están asumidos de manera coherente.

Las Nuevas Fronteras: Digitalización y Ecología

La Carta Apostólica aborda los desafíos contemporáneos, especialmente ante las fragilidades inéditas a las que se enfrentan los jóvenes:

  • Lo Digital Humano: Si bien la Iglesia no es hostil a la tecnología, el progreso digital exige discernimiento. Se necesita creatividad pastoral y una visión clara para evitar caer en un «eficientismo» sin alma. Es crucial que la tecnología sirva a la persona, no la sustituya. Ningún algoritmo sustituirá lo que hace humana a la educación: la poesía, la alegría del descubrimiento, la imaginación y el amor.
  • Justicia Socioambiental: La educación debe unir la justicia social y la justicia ambiental, promoviendo la sobriedad y estilos de vida sostenibles. La Iglesia tiene el deber de educar a las conciencias para que elijan lo justo, no solo lo conveniente.
  • La Paz Desarmada: Se requiere una educación para la paz «desarmada y desarmante», que enseñe a deponer las armas de la palabra agresiva y a aprender el lenguaje de la misericordia.

NMPE establece la opción de solidaridad con los que sufren cualquier forma de pobreza o injusticia social. El criterio fundamental de elección de destinatarios es atender siempre a aquellos que presenten una necesidad mayor o más urgente.

También, NMPE potencia las virtudes de la fraternidad y el servicio, trabajando por la armonía de las relaciones entre hombres y pueblos, fundada en el amor y la justicia.

Relanzar el Pacto Educativo Global (PEG)

El Pacto Educativo Global es reconocido como una «herencia profética» y una de las «estrellas que orientan el camino». Aunque sus siete caminos (la persona en el centro, la inclusión, la familia, etc.) siguen vigentes, la urgencia del presente exige «relanzar» el Pacto.

A las siete vías originales, el Papa León XIV añade tres nuevas prioridades para las nuevas generaciones:

  1. La vida interior: Ofrecer espacios de silencio, discernimiento y diálogo con Dios.
  2. Lo digital humano: Formar en el uso sabio de las tecnologías, colocando a la persona antes que al algoritmo.
  3. La paz desarmada y desarmante: Convertir el mandato de «Bienaventurados los pacificadores» (Mt 5,9) en método y contenido del aprendizaje.

NMPE también enfatiza la necesidad de una formación permanente y continua actualización (cultural, pedagógica, teológica), capacitando a los educandos para la valoración y uso crítico de los medios de comunicación social.

La DNME y la Determinación CG XIX se encuentran: el mismo llamado a transformar desde la educación

La visión trazada en la Carta Apostólica Diseñar Nuevos Mapas de Esperanza (DNME) se enlaza íntimamente con la Prioridad 4 para este sexenio que expresa la Determinación CGXIX de las Hijas de Jesús: “Presencias apostólicas que evangelizan y transforman”. El Papa León XIV subraya que la educación no es una actividad accesoria, sino el «tejido mismo de la evangelización» y la forma concreta en que el Evangelio se convierte en gesto educativo, dando fundamento a que nuestras presencias apostólicas sean intencionalmente «espacios de evangelización». 

Al advertir que el valor de la educación se mide en función de la «dignidad, la justicia y la capacidad de servir al bien común» y al recordar el deber de la educación de los pobres y de unir la «justicia social y la justicia ambiental», la DNME impulsa a nuestras comunidades a ser «agentes de transformación social».

De manera crucial, el Papa identifica el Pacto Educativo Global (PEG) como la «estrella polar» y una «herencia profética» que debe ser relanzada con «calidad y valentía». Este relanzamiento es la respuesta directa a la Determinación que nos llama a «seguir impulsando en las presencias educativas  el Pacto Educativo Global, respondiendo así a esta iniciativa de la Iglesia y a las necesidades de hoy con nuestra misión educativa». Así, al ser llamados a «diseñar nuevos mapas de esperanza» y a ser «servidores del mundo educativo, coreógrafos de la esperanza», la Carta nos reafirma en el compromiso de que en cada presencia se haga vida “nuestro modo propio de educar” para construir un «futuro más justo y fraterno».

El compromiso con la educación integral, la justicia, la paz y la centralidad de la persona —temas clave de la DNME, ejes de nuestro modo propio de educar y fuente inspiradora para desplegar la prioridad 4 de la Determinación CGXIX— garantizan que nuestras presencias apostólicas sean, efectivamente, la respuesta que la Iglesia y el mundo necesitan hoy para la evangelización y la transformación social.

Hijas de Jesús
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