El año 2025 quedará grabado en la memoria de la Congregación de las Hijas de Jesús como un tiempo particularmente intenso, marcado por acontecimientos eclesiales y congregacionales que nos invitaron a profundizar la fe, a caminar juntas y a renovar nuestra disponibilidad al Espíritu.
Dios sigue conduciendo a su Iglesia
El fallecimiento del papa Francisco, justo el mismo día de la Eucaristía de inicio de la XIX Congregación General, fue una inesperada noticia que nos dejó un dolor agradecido. Dimos gracias a Dios por su vida entregada, su palabra profética y su cercanía evangélica, que han dejado una huella profunda en la Iglesia y en el mundo. En medio del duelo, vivimos también el tiempo de discernimiento y oración que culminó con la elección del nuevo Papa, León XIV.
Como Hijas de Jesús, acompañamos este momento confiando la Iglesia al Espíritu Santo y renovando nuestra comunión eclesial, con la certeza de que Dios sigue conduciendo su historia.
Congregación General XIX: tiempo de escucha y discernimiento
Uno de los grandes hitos del año fue la celebración de la Congregación General XIX. Desde la reflexión y postulados de las comunidades y las Congregaciones provinciales, los primeros pasos de la Comisión Preparatoria, la llegada de las hermanas a Roma, hasta los días intensos de oración, diálogo y discernimiento de las hnas. congregadas , vivimos un verdadero kairós congregacional.
La reelección de la hermana Graciela Francovig, FI, como Superiora General, y el nombramiento de las nuevas consejeras generales fueron recibidos con gratitud y esperanza, como signo de continuidad y renovación en la misión que el Señor nos confía.
Concluida la Congregación General, en cada Provincia se vivió la Transmisión de la CGXIX, y la Universal Congregación recibió la Determinación, documento que recoge las conclusiones y lo que el Espíritu impulsa a vivir en este hoy de nuestra historia; , una verdadera hoja de ruta para los próximos seis años:proyectando un horizonte de esperanza y renovación.
Entre sus llamadas centrales destaca la filiación como rasgo esencial de nuestra identidad carismática, invitando a vivir la vulnerabilidad como fuerza transformadora y a fortalecer la fraternidad en el marco de una Iglesia sinodal. La Determinación convoca a todo el Cuerpo congregacional a recrear su ser y a alentar la vida, comprometiéndose con el cuidado de la creación, el acompañamiento a los jóvenes y su discernimiento vocacional, el cuidado de las presencias apostólicas, ser presencia evangelizadora en las periferias del mundo actual y tejer juntos el sueño de la Familia Carismática. .
Formación y fidelidad.
A lo largo de este 2025, fuimos compartiendo diferentes noticias en relación a la formación. En lo que respecta a la formación inicial, comenzó el noviciado en inglés en Manila, las novicias en República Dominicana vivieron el mes de EE.EE y pudimos conocer un poco más de los procesos formativos de las junioras de segunda etapa en Índico Pacífico y el juniorado internacional en Granada.
Este 2025 fue también un año de celebración y gratitud por la vida entregada. Con profunda alegría dimos gracias a Dios por los 50 años de consagración –bodas de oro– de nuestras hermanas Pacita Legaspi Manuel (IP), Delia Padroso Dago (IP), Alicia Peruel Manon (IP), Teresa Tsu (AO), María Wu (AO), Ana Cantalapiedra (EI) y Sofía Contreras Sanfeliciano (EI), quienes, desde distintos países y culturas, han hecho de su sí una historia fecunda al servicio del Reino, como Hijas de Jesús Asimismo, celebramos los 100 años de vida de nuestras queridas hermanas Trinidad Domínguez Casado (EI) y Clotilde Rodríguez Gilpérez (AA), testigos vivientes de una fidelidad sostenida en el tiempo. Sus vidas son memoria agradecida, aliento para el presente y esperanza para el futuro de la Congregación.
Jubileo de la Esperanza: peregrinas de sentido y misión
El Jubileo de la Esperanza atravesó el año como un hilo conductor. Este acontecimiento eclesial que se extendió a lo largo de todo el 2025, y se vivió de múltiples maneras en los distintos países donde estamos presentes. Como Congregación, nos unimos a esta experiencia jubilar desde nuestras realidades locales y, de modo especial, participamos en el Jubileo de los Jóvenes en Roma junto a jóvenes FI de varios países; y también en el Jubileo de la Vida Consagrada, al que se sumaron el Gobierno General y las hermanas de la casa de la Curia. En cada una de estas presencias renovamos la certeza de estar llamadas a ser misioneras de esperanza, allí donde estamos enviadas.
Todo es don y gracia
Al cerrar este 2025, elevamos una acción de gracias gozosa por todo lo vivido. Cada acontecimiento, cada encuentro y cada desafío ha sido don y gracia, lugar donde Dios ha ido escribiendo nuestra historia. Ha sido un año de honda experiencia compartida, de discernimiento y de envío renovado. Seguimos caminando con confianza y alegría, sabiendo que el Espíritu nos precede, nos acompaña y sostiene nuestra misión al servicio del Reino, hoy y siempre.



