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Carta abierta a Graciela, Superiora general

julio 31, 2021

1 de agosto de 2021

              Querida Graciela:

Consideramos algo normal recibir tus circulares. Es costumbre que la Superiora general nos escriba a toda la Congregación para informarnos de lo que pasa en unas partes u otras y mantener la unión, para animar nuestra reflexión y, en definitiva, nuestra vocación.

Nuestro mensaje para ti hoy sería: Felicidades. Nos alegramos contigo y agradecemos tu vida, tus años, tu experiencia, tu vocación, tantas personas como habrán pasado por tu historia… Nos unimos a ti en un día que te deseamos muy feliz. Agradecemos contigo todo lo que tú agradeces.

Y también nuestra carta contiene un enorme “gracias” por tu entrega a todo el Cuerpo. Un gracias sentido y hondo, por un servicio realizado en un tiempo sumamente difícil para todas, para todo el mundo, y que ha atravesado también el servicio que te toca realizar. Nos ponemos “un poco” en tu lugar (intuyendo a medias lo que puede suponer) y podemos entender lo complicado y difícil que tiene que haber sido hasta aquí el no poder moverte e ir a los diferentes países para encontrarte con todas.

Al llegar a este punto, pensamos en María y a ella te encomendamos: “Sin ceder a evasiones ni espejismos, «ella supo acompañar el dolor de su Hijo […] sostenerlo en la mirada, cobijarlo con el corazón. Dolor que sufrió, pero no la resignó. Fue la mujer fuerte del “sí”, que sostiene y acompaña, cobija y abraza. Ella es la gran custodia de la esperanza […]. De ella aprendemos a decir “sí” en la testaruda paciencia y creatividad de aquellos que no se achican y vuelven a comenzar» (Christus Vivit 45).

Hoy quisiéramos hacer a la inversa, que seas tú la que recibas una carta de todas, en la que al final fueras leyendo nuestras firmas, por lo menos con el mismo cariño y cuidado que tú pones en tus reflexiones y oración por cada una.

¡Feliz cumpleaños!

Tus hermanas, Hijas de Jesús.

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