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Carta de año nuevo de la Superiora general

enero 3, 2020

La Superiora General ha escrito a todas las Hijas de Jesús con motivo del año nuevo. 

En la carta, también ha querido hacer referencia a la fiesta que celebramos hoy, 3 de enero: día del Dulce Nombre de Jesús, onomástica de nuestra congregación. A continuación, las palabras de Graciela Francovig, FI:

En el tiempo litúrgico de la Natividad del Señor que aún estamos celebrando,  irrumpe la fiesta de María madre de Dios. Celebrar su maternidad es sumergirnos, también nosotras, en esa corriente de alegría y gratitud, que se nos regala a través de lo frágil y vulnerable del mundo[1].  María es la mujer de la interioridad y del silencio; la mujer contemplativa, pacificada y pacificadora; que supo descubrir la presencia de Dios en los acontecimientos de la historia y de su historia personal, aún en medio de la poca claridad de los mismos.

              Además de esta gran fiesta de la Iglesia,  nosotras, Hijas de Jesús, celebramos el Dulce Nombre de Jesús. Deseo compartir con ustedes lo que la Madre Cándida nos dice en una de sus cartas: ‘Unámonos muy estrechamente al Amante de nuestras almas, que, hecho Niño por nuestro amor, nos convida con su ejemplo a que le demostremos con nuestras obras  que le amamos y le amamos muy de veras…; si hija mía, hagámosle total entrega de nuestra voluntad, conformando en un todo la nuestra con la suya. Imitemos su humildad tan profunda, su caridad, su pobreza, su paciencia, su mansedumbre, su obediencia y su silencio’. (CMF 203). Pidamos la gracia, las unas para las otras, y así toda la Congregación, de parecernos a Jesús en estas actitudes que señala la Madre Cándida y en otras, presentes en el Evangelio, para parecernos a Él, como una hija se parece a su padre. (CFI 136)

              Ayer dimos gracias por el año vivido, que nos regaló la celebración de los 150 años de la Inspiración del Rosarillo y la CGXVIII. Todos necesitamos saber que hemos sido amados, perdonados, salvados por Dios en Cristo. Esa es nuestra alegría: ‘cuándo conocemos que recibimos nos despertamos a amar’. (Libro de la vida, X. Sta. Teresa de Jesús).

Graciela Francovig, FI

Superiora General

 

 

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