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Carta nº 15 de la Superiora general

febrero 21, 2021

El pasado 14 de febrero, en su carta circular nº 15, nuestra Superiora general nos comunicaba el cierre de nuestra presencia en Montevideo, Uruguay, porque aunque es una noticia de la provincia de América Andina, afecta a todo el Cuerpo.

Hemos pedido a las Hijas de Jesús que han estado allí destinadas que nos contaran algo de lo que han sido estos 10 años.

Llegamos a Uruguay el 16 de febrero de 2010. Allí nos estaban esperando dos jesuitas: Juan José Mosca y Marcelo Amaro. Desde la terminal Tres Cruces nos dirigimos hacia la casa parroquial Sagrada Familia ubicada en la calle Luis Alberto de Herrera, al lado de la casa de espiritualidad Manresa, donde nos alojamos hasta el 16 de junio de ese mismo año ya que a partir de dicha fecha comenzamos a alquilar una pequeña casa cerca de la parroquia San Ignacio y el Colegio San Ignacio-Isasa, ya que allí se desarrollaba gran parte de nuestra vida pastoral.

Fuimos a Uruguay con el objetivo de trabajar en colaboración con los jesuitas en pastoral juvenil. Este objetivo tuvo mucha fecundidad evangélica. Trabajamos en colaboración en diferentes ámbitos: Parroquia San Ignacio, Colegio San Ignacio-Isasa, La Red Juvenil Ignaciana, la Pastoral Juvenil diocesana ya que tuvimos la oportunidad de compartir los Ejercicios Espirituales con jóvenes de diferentes parroquia a través de la Iglesia joven de Montevideo, las comunidades de vida cristiana, acompañamiento personal a jóvenes, etc. Nuestra casa se fue tornando, poco a poco, un lugar de referencia para los jóvenes, eso nos desafío a hacer de nuestra casa un lugar donde los jóvenes hicieran experiencia del “Vengan y verán”. Esto nos llevo a ofrecer retiros de fines de semana. Celina García, actual juniora, vivió seis meses en nuestra casa y luego una voluntaria francesa vivió durante un año. Además desde el 2012 hasta finales del 2014 esta presencia fue casa de formación, etapa de postulantado.

Hemos acompañado a muchos jóvenes en sus discernimientos vocacionales. Lo que más nos devolvía y devuelven los jóvenes es que somos una presencia de vida religiosa diferente, más abierta, más cercana, con capacidad de ver y escuchar las necesidades que surgen y ser respuesta, dinámica, creativa.

Ese objetivo se mantuvo durante estos 11 años de presencia.

Si bien ese fue nuestro objetivo nosotras no sabíamos que Dios nos tenía reservada una sorpresa, nuestra presencia entre los más pobres. Esto se concretó a través del trabajo en Fe y Alegría en diferentes centros de contextos críticos, marginación y vulnerabilidad. En Fe y Alegría estuvimos presentes desde el 2010 hasta principios de 2019. Desde el 2019  hasta hoy el Señor nos mostró  un nuevo rostro, “los migrantes”. Muchos de ellos viviendo en las calles de Montevideo, otros en refugios estatales, etc.

Uruguay ha sido una presencia con dos rostros: Los jóvenes y los pobres.

 

¿Por qué este cierre? Para explicarlo, Graciela recoge las palabras de la Superiora provincial, H. Dayse Agretti, cuando lo comunicó a su provincia. 

Por diferentes circunstancias y ya en alguna ocasión nos habíamos planteado como congregación la continuidad o no de nuestra presencia en Montevideo. Entre finales del año pasado y este año, nuestra Superiora general apostando por la continuidad, considerando la riqueza pastoral que el lugar brinda y que sintoniza con nuestras llamadas apostólicas, envió dos hermanas – de otras provincias- y con el perfil adecuado para el proyecto con jóvenes.

…La situación mundial de la pandemia alteró significativamente nuestras vidas y planes, sumado a situaciones de salud. Esos datos reales que la vida nos fue ofreciendo, nos hicieron reflexionar como Gobierno provincial y nos colocaron en dinámica de discernimiento frente a esta situación: Las circunstancias de tiempos y personas nos inclinan a pensar que no podemos sostener nuestra presencia allí.

La Superiora general, con los datos que le he presentado y después de considerarlo con su gobierno, ha decidido cerrar la comunidad de Montevideo y por tanto salir de Uruguay.

Agradecemos, dice Graciela al final, los 10 años que hemos estado presentes como Hijas de Jesús en ese país, y la vocación que ese país nos ha dado en la juniora Celina García, y también las diferentes Hijas de Jesús que han pasado por esa comunidad. Las salidas y cierres suponen siempre algo de dolor. Las invito a vivir desde la gratitud y la esperanza de que el Señor hace nuevas las cosas.

 

Las hermanas que estaban destinadas a Uruguay han sido enviadas a sus provincias de origen, donde irán según lo permitan las actuales limitaciones de movilidad entre países.

María del Carmen Jiménez Correa: estaba esperando la posibilidad, que no llegó, de viajar a Uruguay. De momento va enviada, por un tiempo, a la Curia general para trabajar en la animación internacional de la Llamada para la acción apostólica de “los jóvenes” junto con la Consejera Teresa Li, que tiene a su cargo este campo.

Consolación de Matos: va enviada de Uruguay a Brasil.

Inmaculada Eceizabarrena: de Uruguay a España.

 

En esta misma carta comunica el nombramiento de Superiora de la Casa Curia.

La H. Ana Mª Baeza, quien ya se encuentra en Roma desempeñando el envío de secretaria del Gobierno general, ahora le ha sido encomendada la misión de Superiora local de la Curia..

 

 

Y comparte la buena noticia de que Pilar Brufal ya está con la documentación en mano para realizar su trámite de visado para Tailandia.

Termina animándonos a rezar por estas hermanas y los unos por los otros:

Recemos por estas hermanas y sus envíos. En tanto mantenemos la disponibilidad y acogemos este tiempo que se presenta con estas características. “…recordemos a Aquel que se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz, (Flp. 2,8). En este tiempo de conversión renovemos nuestra fe, saciemos nuestra sed con el agua viva de la esperanza y recibamos con el corazón abierto el amor de Dios que nos convierte en hermanos y hermanas en Cristo” (del Mensaje de cuaresma del Papa).

No nos olvidemos de rezar los unos por los otros, sobre todo por aquellos que más fueron afectados con muertes por la pandemia. Que la unión de unos con otros nos ayude a mantener firme y segura la lámpara de la fe, la esperanza y la caridad.

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