Prometimos contarles alguna cosa más de nuestros días dedicados a la unión de ánimos, gobierno y buen ser en nuestras Constituciones. Se nos han pasado muy rápidos esos cuatro días. La dinámica a la que, nuestra Superiora General, Graciela Francovig, nos ha animado ha posibilitado hacer una lectura orante de esas partes, revisando nuestro compromiso personal, así como nuestras practicas y criterios comunitariao y/o provinciales. A la luz del número 331, hemos terminado nuestra profundización, con el deseo de que las Constituciones sean, para cada una, luz y guía en el camino del Señor. Nos comprometemos a guardarlas (no en nuestros armarios y estantes) sino, a conservarlas, mantenerlas vivas y vigentes con nuestras vidas.
Javi Montes, sj, quien ha venido desde España, donde hace parte de una casa que hospeda a personas sin hogar y con situaciones complicadas, desde su práctica y formación social nos ha ayudado a hacer una relectura de Fratelli Tutti y Laudato si. Hemos compartido un montón de buenas prácticas y encomiables esfuerzos que se están haciendo, en nuestros lugares. Lo que nos ha llenado de esperanza y alegría, pero, por otro lado, constatamos la necesidad de que en lo macro se pueda hacer mucho más, por la creación y por la paz, por ejemplo, ante ello sentimos cierta impotencia. Coincidimos en señalar que, estas dos Encíclicas, son una verdadera expresión de nuestro rasgo carismático de Filiación, por ello, nuestro compromiso es doble.
Por último, hemos estado dos días trabajando intensamente el perdón y la reconciliación. Nos ha acompañado la H. Maite Valls, rjm. En un ambiente de mucha confianza y respeto, nos hemos dispuesto con gran apertura, a sacar provecho de los ejercicios y dinámicas propuestas. Hemos sentido como realmente el perdón da libertad y vida a nosotras y a los otros con los que nos relacionamos. Sin dudas, como indican nuestras Determinaciones, somos invitadas a la reconciliación y sanación de las relaciones (CGXVIII 17) tan necesarias hoy en nuestro mundo.
Terminamos estas jornadas visitando el museo de la Madre Cándida, animadas a contemplar y penetrar en el sentir de la Madre Cándida y de su vida a través de los objetos del lugar, por Ana Baeza, FI, superiora de la Casa Curia. Cerramos la visita con una sentida fraterna oración comunitaria.
Ya casi llegamos al final de nuestro curso, pero aún tenemos algunas actividades para hacer un buen cierre. Así que, nos queda un último reporte. ¡Espérenlo!