El tercer día de la Ruta Madre Cándida llevó a Jóvenes FI de América a recorrer lugares profundamente significativos en la vida de Juana Josefa: Andoain, Tolosa y Loyola, culminando con el viaje hacia Badalona, donde continuará esta peregrinación de esperanza.
Andoain y Berrozpe: volver al origen
En Andoain, tierra natal de Juana Josefa, los peregrinos se encontraron con las raíces más profundas de la fundadora de las Hijas de Jesús. Rodeado por montes y el río Oria, este pequeño pueblo fue testigo de una infancia sencilla, vivida entre el cariño familiar y la austeridad.
En el caserío Berrozpe, casa donde nació la Madre Cándida el 31 de mayo de 1845, los jóvenes reflexionaron sobre sus propios orígenes, reconociendo la importancia de mirar hacia atrás para comprender quiénes son y hacia dónde van. También estuvieron ante la parroquia, donde donde fue bautizada Juana Josefa.



Tolosa: señales del camino
Más tarde, la ruta continuó en Tolosa, ciudad a la que la familia Cipitria se trasladó cuando Juana Josefa era aún una niña. Allí visitaron la parroquia, que alberga una imagen de San Ignacio, ante la cual, Juana Josefa siendo aun muy joven expresó: «Santo mío, yo quiero hacer lo que dices en ese libro» un preludio de su vocación y la espiritualidad de las Hijas de Jesús, pues el libro en manos del santo era las constituciones de la Compañía de Jesús, y en el mismo se lee: «A mayor gloria de Dios».
También en este lugar, un joven de buena posición económica, se enamora de ella y la pide en matrimonio, y es cuando ella firmemente dice: «Yo solo para Dios» Fueron momentos para contemplar y dejarse inspirar por estos momentos tan significativos de su camino espiritual.
Loyola: una llamada a la conversión
La ruta de la Madre Cándida los llevó también a Loyola, lugar emblemático en la espiritualidad ignaciana, que marcó profundamente el corazón de Juana Josefa. En la basílica pudieron rezar con la canción «Te seguiré», pudieron ver la casa natal y vivieron un hermoso espacio de oración en la capilla de la conversión.



Acompañamiento y cercanía fraterna
En cada uno de estos lugares, las Hijas de Jesús salieron al encuentro de los peregrinos, ofreciendo su cercanía y compartiendo con calidez y profundidad el sentido espiritual de cada espacio. Su presencia ha sido un testimonio vivo del carisma que sigue inspirando hoy a tantos jóvenes.
Además, durante el recorrido, la comunidad FI de Pamplona se hizo presente con un hermoso gesto de cercanía, acercándose a saludar y compartir parte del camino con alegría.
Camino a Badalona
Con los corazones llenos de experiencias y la espiritualidad encendida, el grupo emprendió el viaje hacia Badalona, donde continuará esta peregrinación vivida en comunidad, escucha y fe.


