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“Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza”

Jul 26, 2025 | Comunicación, fi, Iglesia, Noticias

En el corazón de cada vida humana late un anhelo que no envejece: la esperanza. Con esta certeza, el Papa León XIV nos dirige su Mensaje para la V Jornada Mundial de los Abuelos y de los Mayores, recordándonos que la ancianidad, lejos de ser un ocaso, es un tiempo de bendición, gracia y luz para quienes saben mirar con fe.

Bajo el lema bíblico “Feliz el que no ve desvanecerse su esperanza” (cf. Si 14,2), el Santo Padre nos invita a contemplar a nuestros mayores como primeros testigos de esperanza, guardianes de una memoria viva que sostiene la fe de las nuevas generaciones.

Mayores: signos vivos del amor de Dios

La historia de la salvación está llena de hombres y mujeres avanzados en años, a quienes Dios confió grandes misiones: Abraham y Sara, Moisés, Ana la profetisa… Con ellos, el Señor nos muestra que la edad nunca es un límite para ser instrumentos de su providencia.

Hoy también, las personas mayores y ancianas son puentes entre el pasado y el futuro, transmisores de sabiduría y fe, y testigos de que incluso en la fragilidad física puede resplandecer la fuerza de Dios.

El Jubileo: liberar de la soledad y el abandono

El Papa nos llama a vivir el próximo Jubileo como un tiempo de liberación para nuestros mayores. Liberación de la soledad, del olvido y de la indiferencia. Nos invita a una “revolución de la gratitud y el cuidado”, visitando, acompañando y creando redes de cercanía con quienes han caminado tanto antes que nosotros.

Porque visitar a un anciano solo es visitar al mismo Cristo.

Amar y rezar: libertades que no se pierden con los años

Aunque el cuerpo se debilite, permanece intacta una libertad que nadie puede arrebatarnos: la de amar y rezar. La vejez, dice el Papa, es tiempo de renovación interior, de oración serena, de Eucaristía que fortalece y consuela. Es el momento de seguir siendo luz para otros, confiando en la fidelidad de Dios.

Un eco en nuestra espiritualidad: Madre Cándida y la atención a los enfermos

Las palabras del Papa León XIV dialogan profundamente con los escritos de nuestra espiritualidad. En el texto “Las Hijas de Jesús en la Enfermedad según los escritos de la M. Fundadora”, Placidia García García, FI, recoge la enseñanza de la Madre Cándida sobre el cuidado de los enfermos y la importancia de la caridad fraterna.

Algunas ideas de este texto ya lo compartíamos en un artículo anterior en ocasión de la Jornada Mundial del Enfermo.

Destacamos en esta ocasión, las coincidencias de ambos mensajes en tres grandes ejes que iluminan nuestro camino:

  • Cuidar con ternura y gratitud: tanto a los enfermos como a los ancianos, reconociendo en ellos el rostro de Cristo.
  • Dar sentido al sufrimiento: verlo no como un fin, sino como una oportunidad para unirse más a Dios y ofrecer la vida por los demás.
  • Mantener viva la oración: como sostén, como alimento, como fuerza para seguir amando incluso en la fragilidad.

Una llamada para todos

Este mensaje no es solo para los mayores, sino para toda la comunidad. Es un recordatorio de que la esperanza es contagiosa, que cuidar de quienes nos precedieron es cuidar también de nuestra propia historia y de nuestro futuro.

Hoy, al escuchar las palabras del Papa y al releer la espiritualidad que heredamos de la Madre Cándida, queremos renovar nuestro compromiso de ser cercanía, ternura y consuelo para los ancianos y enfermos, y aprender de ellos el arte de esperar confiados en el Señor.

«Porque feliz es quien no deja desvanecer su esperanza, y la mantiene viva, como llama que nunca se apaga«

cf. Si 14,2

Hijas de Jesús
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