Hace unas semanas nos llegaba la noticia de la grave enfermedad de nuestro compañero Fernando Cardenal sj, Director Nacional de Fe y Alegría Nicaragua.
El 20 de febrero se confirmó lo que esperábamos pero nos resistíamos a admitirlo. Fernando pasó a descansar con el Señor; él, que tuvo una vida de entrega incansable, era invitado al reposo total.
En Entreculturas quisimos agradecer su vida y tanto como hemos recibido de su persona y misión y celebramos una eucaristía el pasado lunes 22, acompañados por nuestro director Dani Villanueva sj en la misma sede de Pablo Aranda al comenzar nuestra jornada laboral.
En la misma fuimos desgranando recuerdos, vivencias, emociones, anécdotas… a la luz de la Palabra: “Hay un tiempo para cada cosa…” y “Venid, benditos de mi padre porque…” y de las canciones que para él tenían tanto significado: “Gracias a la vida”, “Qué te puedo dar que no me hayas dado Tú?
Poemas como el que hizo para su funeral Gioconda Belli o su propio Juramento.
Los ojos dulces de Fernando
Los ojos fieros de Fernando
¿Cuántos ojos cerrados,
ojos para quienes estaba negada la lectura y la escritura;
el mundo mágico de la poesía, de la ficción,
de la ciencia, la matemática, se abrieron de par en par
en esa, la más importante de las batallas de la Revolución?
Quisimos hacerlo nuestro pronunciando juntos sus palabras, ratificando ese compromiso con gestos desde el corazón, manos extendidas y círculo de unión porque deseamos hacerlo vida y siempre con otros y otras, sintiéndonos parte de la gran familia de Fe y Alegría extendida ya por A. Latina, Europa y África.
Nos acompañaban sus fotos, sus memorias, tantas publicaciones como en estos días hablan de él… pero sobre todo esa presencia que seguíamos sintiendo viva como la hemos experimentado a lo largo de su vida tan fecunda en favor de la educación; tan coherente siempre con su conciencia, con Dios, con la Compañía de Jesús…
Cuando le conocí -2004 en el Congreso de FyA en Madrid- me tocó mucho su frase final de una conferencia: “A mí no se me ha muerto la esperanza”… en sucesivos encuentros he podido seguir gozando de su amistad, de su cariño, de esa entrega a la educación que contagiaba, por lo cual me siento privilegiada con semejante regalo.
¡Gracias, Fernando! Ayúdanos a hacer realidad tu compromiso:
“Ante Dios prometo que dondequiera que esté en el futuro voy a trabajar por la justicia, por la construcción de una sociedad nueva, por la liberación de los pobres de América Latina, de todos los marginados y excluidos del continente. Esto lo haré en cualquier país donde me toque vivir, en cualquier tarea que me ordenen trabajar mis superiores”.
Por María Luisa Berzosa fi