Clara Echarte, Hija de Jesús, nos comparte el emotivo momento que vivió al despedirse del Papa Francisco en la Basílica de San Pedro. Con este escrito, podremos también nosotros acercarnos a este momento que vivimos como Iglesia y unirnos a tantos peregrinos para expresar nuestra profunda gratitud hacia el pontificado de Francisco.
El lunes, en la Eucaristía de comienzo de la CGXIX, al finalizar la comunión, el P. Arturo Sosa, SJ nos dio la noticia del fallecimiento del Papa Francisco. Para todas fue una gran sorpresa. Las que le vimos el domingo de Pascua presentarse en la logia central de la basílica de San Pedro para dar la bendición ‘Urbi et orbi’ y posteriormente pasear en el papamóvil, entre la gente de la plaza, percibimos que no estaba nada bien.
Desde ese día he deseado poder darle el último saludo en San Pedro. Recordaba cuando fue elegido, las que entonces vivíamos en la Curia nos acercamos a San Pedro y le vimos en su primer saludo a la ciudad de Roma y a toda la Iglesia.
Como estos días me han acogido las hermanas de la comunidad Stela Maris de Roma, y desde esta casa es muy fácil acceder al Vaticano, anoche me decidí.
Sentía deseos de agradecerle todo lo que ha hecho por abrir caminos en la Iglesia, por el impulso que ha dado a la Vida Consagrada y, particularmente, por la confianza que ha depositado en mí ante el envío que ahora tengo. Experimentaba necesidad de pedirle que me acompañe en este servicio tan complejo en el que ahora estoy por decisión suya.
Quería también ponerle como intercesor ante el Espíritu del Resucitado, a Él que tanto ha fomentado el discernimiento, para que las hermanas presentes en la CG XIX disciernan el querer del Padre en el hoy de nuestra historia y para que todas nosotras, Hijas de Jesús, acojamos las decisiones que tomen y las pongamos por obra.
A las 5:40h de la mañana he salido de casa y a las 6:20h estaba en el Vaticano por la entrada a la plaza desde Santa Ana. Ya había gente, pero no mucha, un grupo de jóvenes con su párroco que iban hacia Perugia, pero han cambiado los planes, familias con niños, sacerdotes, religiosas y gente diversa…
A las 7:30h nos han dejado entrar en la plaza… sin empujones, ni carreras como a veces sucede. He podido sentarme en la segunda fila delante de la escalinata. La mañana estaba preciosa, con mucha luz; las gaviotas volando, las nubes abriéndose… y un silencio impresionante. He podido rezar con el evangelio del día, Emaús. A veces, la incredulidad y la duda se anidan en mi corazón y enflaquecen la certeza que me da la fe de la presencia de Dios, de Cristo muerto y resucitado en el caminar de mi vida…
Hacia las 8:45h han subido la escalinata de la plaza un batallón de la guardia suiza y, con mucha dignidad y respeto, se han colocado ante la puerta central de la basílica. Han comenzado a sonar las campanas… ¡Que sensación de vacío! En las pantallas de la plaza veíamos la ceremonia que se estaba teniendo en Santa Marta y hemos podido seguirla toda con el libreto que nos han dado al entrar. Al poco tiempo ha ido apareciendo la comitiva, cardenales, obispos, sacerdotes, religiosas y religiosos, el personal del Vaticano… y el féretro del Papa Francisco, sencillísimo, de madera clara, llevado a hombros por algunos de los que durante su pontificado han estado cerca.
Hacia las 10:00h, terminó la celebración, aunque no se podía entrar en la basílica hasta las 11:00h. He sido del primer grupo que hemos entrado, nos han dejado pararnos ante el Papa, y he podido hacer alguna foto. He rezado ante Él varios padrenuestros… tenía algunas intenciones por las que pedir, nombres, situaciones… Me he emocionado mucho, se me saltaban las lágrimas… He salido de la basílica con un sentimiento profundo de agradecimiento.
El sábado me gustaría ir al funeral, si voy no dudéis que a todas os tendré presentes.
Clara Echarte, Hija de Jesús
