“El 31 de mayo de 1845, a las seis de la mañana, vio la luz primera (Juana Josefa Cipítria y Barriola) entre los muros macizos de la antigua Casa-torre de Berrospe”.
Ciento setenta y siete años después nos felicitamos, la recordamos y reconocemos su obra. Una fecha que recordamos por otro hecho: este mismo día fue bautizada. Desde el comienzo, lo de Juana Josefa fue un “yo solo para Dios”. Era fiesta de la Virgen, en la advocación de la Madre del Amor Hermoso. Ciento setenta y siete años después, el mismo día, celebramos la Visitación de María.
No deja de ser significativo que el ocho de diciembre, fiesta de la Virgen, de la Inmaculada, naciera la Congregación que fundó la M. Cándida. Es como si las dos mujeres fueran siempre de la mano.
Hoy hacemos fiesta por el nacimiento a la vida, y a la vida de la fe, de la que sería M. Cándida. La imaginamos abriendo sus ojos y como si lo primero que hubiera visto fuera a María saliendo en busca de Isabel. María va a acoger una buena noticia y a ser mensajera de la Buena Noticia.
Y eso fue la vida de la M. Cándida, un acoger el don de sentirse hija en el Hijo y una disponibilidad constante para llevar la Buena Noticia de Jesús allá donde Dios la fuera llamando.
¡Felicidades, gran Familia de la M. Cándida, Hijas de Jesús y laicos! Estamos de fiesta porque nació quien nos abrió camino. Hoy se nos pide responder a unas Llamadas en la acción apostólica, nuevos pasos en un camino que sigue dando vida al mundo.
Recemos unos por otros para que así sea.
Graciela Francovig, Superiora General y Consejeras, Roma, 31 de mayo de 2022