Hace unos días que han publicado en la web oficial del Sínodo de la Sinodalidad el Instrumentum laboris, que será el instrumento de trabajo para la Asamblea sinodal (en adelante, Asamblea) que se reunirá en Roma en octubre de 2023, cuando dará comienzo la segunda fase del proceso sinodal que estamos haciendo desde febrero de 2021.
La finalidad de este proceso sinodal es abrir horizontes de esperanza para el cumplimiento de la misión de la Iglesia. Hoy os ofrecemos una síntesis de este documento que, no obstante, os animamos a leer.
PRÓLOGO: EL VIAJE HASTA AHORA
El objetivo de la fase continental era centrarse en las intuiciones y tensiones que resuenan con más fuerza en la experiencia de la Iglesia en cada continente, e identificar aquellas que representan las prioridades que deben abordarse en la Primera sesión de la Asamblea sinodal (octubre de 2023).
El objetivo de la Asamblea sinodal (2ª fase del sínodo) será impulsar el proceso, encarnarlo en la vida ordinaria de la Iglesia, identificando las líneas sobre las que el Espíritu nos invita a caminar con mayor decisión como Pueblo de Dios.
La primera fase o fase DE ESCUCHA, ya ha tenido sus frutos:
- Hemos experimentado que el encuentro sincero y cordial entre hermanos y hermanas en la fe es fuente de alegría.
- Hemos tocado la catolicidad de la Iglesia.
- En nuestra variedad de formas hay cuestiones y tensiones compartidas.
- Llegar a ser una Iglesia cada vez más sinodal manifiesta nuestra identidad y vocación.
El IL da un paso más en comparación con el DEC: partiendo de las percepciones recogidas durante la primera fase, articula algunas prioridades surgidas de la escucha al pueblo de Dios y las expresa como preguntas dirigidas a la Asamblea, que tendrá la tarea de discernir e identificar algunos pasos concretos que luego someterá al Santo Padre.
Es una dinámica de escucha en la que cada uno tiene algo que aprender; cada uno en escucha a los otros y todos en escucha al Espíritu.
Sección A
Recoge los frutos de la relectura del camino recorrido.
A 1 – Señas de identidad de una Iglesia sinodal. Se invita a la Asamblea a precisarlas y afinarlas.
El proceso sinodal ofrece una oportunidad de encuentro en la fe que hace crecer el vínculo con el Señor, la fraternidad entre las personas y el amor a la Iglesia, dinamizando a toda la comunidad. El protagonista del Sínodo es el Espíritu Santo.
El proceso sinodal constituye el espacio en el que se hace practicable el modo evangélico de tratar las cuestiones que a menudo se plantean de forma reivindicativa o para las que falta un lugar de acogida y discernimiento en la vida de la Iglesia actual.
Los problemas, las resistencias, las dificultades y las tensiones no se ocultan ni se esconden, sino que se identifican y nombran gracias a un diálogo auténtico que permite hablar y escuchar con libertad y sinceridad. Se avanza con entusiasmo, pero sin ingenuidad.
Signos característicos:
- Una Iglesia sinodal se funda en el reconocimiento de la dignidad común que deriva del Bautismo que nos hace hijos de Dios, llenos de su Espíritu y enviados a una misión común.
- Es sinodal en sus instituciones, estructuras y procedimientos. Donde la autoridad es un verdadero servicio.
- Es una Iglesia de la escucha del Espíritu por medio de la escucha de la Palabra, los acontecimientos, los individuos y entre comunidades.
- Desea ser humilde, sabe que debe pedir perdón y que tiene mucho que aprender.
- Una Iglesia de encuentro y diálogo donde el Espíritu nos invita a emprender caminos de conocimiento mutuo, de compartir y de construir una vida común.
- Una Iglesia que valora la variedad sin forzarla a la uniformidad. Promueve el paso del «yo» al «nosotros» en el Espíritu.
- Abierta, acogedora y que abraza a todos.
- Afronta con honestidad y valentía la llamada a una comprensión más profunda de la relación entre amor y verdad.
- Una Iglesia que muestra capacidad para gestionar las tensiones sin dejarse destruir por ellas.
- Tratar de caminar juntos nos pone en contacto con la sana inquietud de lo incompleto, con la conciencia de que todavía hay cosas cuyo peso no somos capaces de soportar y cuestiones que, como primer paso, requieren escucha y atención, sin apresurarse a ofrecer soluciones inmediatas.
- Se alimenta incesantemente del misterio que celebra en la liturgia.
- Es una Iglesia del discernimiento.
A 2 – Expresa en forma de pregunta las 3 prioridades que surgen con más fuerza del trabajo en todos los continentes, sometiéndolas al discernimiento de la Asamblea.
El compromiso que se pide a la Asamblea y a sus miembros es el de mantener la tensión entre la visión de conjunto y la identificación de los pasos a dar. En ello se jugará la fecundidad de su discernimiento, cuya tarea será abrir toda la Iglesia a la acogida de la voz del Espíritu.
El método utilizado en la primera fase ha sido fructífero. La conversación en el Espíritu permite pasar del «yo» al «nosotros». No pierde de vista ni borra la dimensión personal del yo, sino que la reconoce y la inserta en la dinámica comunitaria. Construye comunión y aporta dinamismo misionero.
Puede describirse como una oración compartida con vistas a un discernimiento en común, para el que los participantes se preparan mediante la reflexión y la meditación personales. Se regalan mutuamente una palabra meditada y alimentada por la oración, no una opinión improvisada sobre la marcha.
La dinámica se articula en tres etapas fundamentales:
1ª Cada uno toma la palabra y los demás escuchan.
2ª Después de abrir en sí mismo un espacio para los demás y para el Otro, de nuevo, cada uno toma la palabra para expresar lo que durante la escucha le ha conmovido más profundamente y por lo que se siente interpelado con más fuerza.
3ª Bajo la guía del Espíritu, identificar los puntos que han surgido y construir consenso.
El proceso culmina con una oración de alabanza a Dios y gratitud por la experiencia vivida.
La formación en este método se percibe como una prioridad en todos los niveles de la vida eclesial y para todos los bautizados.
Las tres prioridades, expresadas en forma de pregunta a la Asamblea, son: Comunión, misión, participación.
B 1. Una comunión que se irradia. ¿Cómo podemos ser más plenamente signo e instrumento de la unión con Dios y de la unidad del género humano?
- La comunión es la condición de credibilidad del anuncio.
B 2. Corresponsables en la misión. ¿Cómo podemos compartir dones y tareas al servicio del Evangelio?
- La orientación a la misión es el único criterio evangélicamente fundado para la organización interna de la comunidad cristiana, la distribución de funciones y tareas y la gestión de sus instituciones y estructuras.
B 3. Participación, responsabilidad y autoridad. ¿Qué procesos, estructuras e instituciones son necesarios en una Iglesia sinodal misionera?
- Es en la relación con la comunión y la misión como puede entenderse la participación. Sólo puede abordarse después de las otras dos. Les presta el servicio de concreción.
Todos los bautizados necesitamos una formación integral en este nuevo camino sinodal.
Lee el documento completo en tu idioma en la web del Sínodo y vuelve a ver la presentación del documento que organizaron la UISG y USG el pasado 26 de junio.