El 12 de mayo, en la solemnidad de la Ascensión del Señor, celebramos la 58º Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, un momento crucial para reflexionar sobre el impacto de la tecnología en nuestra sociedad. Bajo el tema «Inteligencia artificial y sabiduría del corazón: para una comunicación plenamente humana», el Papa Francisco nos invitó, ya en enero, a considerar profundamente cómo la inteligencia artificial está moldeando nuestro mundo y nuestras interacciones.
En su mensaje, el Santo Padre nos llama a mirar más allá de las innovaciones tecnológicas y a enfocarnos en el corazón humano como punto de partida para abordar los desafíos planteados por la inteligencia artificial. Nos insta a cultivar una «sabiduría del corazón», una comprensión profunda que nos permita discernir cómo integrar estas nuevas tecnologías de manera que enriquezcan y no alienen nuestra humanidad.
El Papa reconoce los beneficios potenciales de la inteligencia artificial, pero también advierte sobre sus riesgos y peligros. Nos recuerda que la sabiduría y la humanidad no pueden ser reemplazadas por máquinas, y destaca la importancia de mantener nuestra dignidad y valores en un mundo cada vez más dominado por la tecnología.
En términos éticos, el Papa Francisco hace un llamamiento a la regulación internacional de la inteligencia artificial, pero también nos insta a ir más allá de las regulaciones y a asumir la responsabilidad colectiva de su desarrollo y uso. Nos desafía a reflexionar sobre cómo proteger la dignidad de los trabajadores de la comunicación, garantizar la transparencia de los algoritmos y preservar el pluralismo en un entorno digital.
En última instancia, el mensaje del Papa nos llama a buscar una sabiduría que preserve nuestra humanidad en la era de la inteligencia artificial. Nos recuerda la importancia de la libertad, la transparencia y el respeto por la diversidad en nuestra comunicación, y nos desafía a ser conscientes del papel que desempeñamos en la construcción de un mundo digital más humano y compasivo.
En esta jornada, recordemos que la verdadera comunicación, la plenamente humana, se nutre de la sabiduría del corazón, una sabiduría que nos permite navegar los desafíos de la tecnología con integridad y compasión.
