María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.
Hoy, Lunes Santo, con Jesús y junto a Él nos hacemos testigos del camino de la desmesura del Amor que nos regala el evangelio con esta mujer, María, que de pura gratitud, «tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume».
¿Eres agradecido/a? ¿La gratitud te mueve a desmesura de amor?
Unción en Betania
1 Seis días antes de la Pascua Jesús fue a Betania, donde estaba Lázaro, al que había resucitado de la muerte.2 Le ofrecieron un banquete. Marta servía y Lázaro era uno de los comensales.3 María tomó una libra de perfume de nardo puro, muy costoso, ungió con ello los pies a Jesús y se los enjugó con los cabellos. La casa se llenó del olor del perfume.4 Judas Iscariote, uno de los discípulos, el que lo iba a entregar, dijo:5 —¿Por qué no han vendido ese perfume en trescientos denarios para repartirlos a los pobres?6 –lo decía no porque le importaran los pobres, sino porque era ladrón; y, como llevaba la bolsa, sustraía de lo que ponían en ella–.7 Jesús contestó:
—Déjala que lo guarde para el día de mi sepultura.8 A los pobres los tendréis siempre entre vosotros, pero a mí no siempre me tendréis.9 Un gran gentío de judíos supo que estaba allí y acudieron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de la muerte.10 Los sumos sacerdotes habían decidido dar muerte también a Lázaro,11 pues por su causa muchos judíos iban y creían en Jesús.
(Juan 12, 1-11)