En el mes de julio, Maria Inez Furtado fi, Superiora General, envió una carta circular a las hermanas de la provincia de España-Italia comunicando el nombramiento del nuevo gobierno provincial. En ella anunciaba que Mª Carmen Martín fi sería la nueva superiora provincial.
A los pocos días de iniciar esta etapa, nos responde a algunas preguntas sobre su nueva misión de servicio a la provincia.
¿Cómo afrontas esta etapa que se abre en la provincia?
Con mucha confianza en Dios y en la ayuda de las hermanas. Esto me da fuerza y una paz inmensa.
¿Por dónde van tus sueños y proyectos respecto de la misma?
Que seamos capaces de dar la respuesta posible a los desafíos de hoy… Y esto, como Cuerpo apostólico, en comunión de unas con otras y con otros… Y para dar esa respuesta es necesario que vivamos apasionadamente nuestra vocación de Hijas de Jesús.
¿Podrías decirnos algunas luces y también sombras que ves en este caminar?
Luces: el deseo de todas de seguir adelante en el camino emprendido por la Madre Cándida, el deseo de sumar fuerzas y dones…
Sombras: que nos encerremos en nuestras pobrezas y limitaciones.
¿Qué nos dirías a las hermanas en este momento?
Que nos hagamos cargo de la Provincia en una corresponsabilidad total… cada una desde lo que es, desde lo que puede y desde donde está, sintiendo la Provincia como “patrimonio” de todas y de cada una, y así cuidarla como “cosa propia”. No podemos olvidar que somos responsables de que el carisma siga vivo y esto supone “esencia” y “existencia”, es decir, ser y actuar.
¿Y a los laicos/as, como miembros activos de esta familia de Cándida María de Jesús?
Que sean eso “miembros activos” de esta gran familia, también en su ser, en su vocación laical, y en su hacer. Contamos con ellos, con su ayuda y su participación. Ojalá caminemos unos al lado de los otros… ni delante ni detrás, sino al lado, juntos en la misión.
¿Qué otro comentario te gustaría hacer?
Que trabajemos cada día con entusiasmo, ilusión y esperanza sabiendo que la obra no es nuestra, es de Dios y Él nunca falla. Pero en esta obra Dios mismo quiere contar con nosotros. El don es de Él, pero no nos ahorra nuestra tarea.
