El pasado 1 de abril nuestra Superiora General, Maria Inez Furtado fi, al terminar su visita canónica en Filipinas y en su camino hacia Myammar para la misma, llegó a Japón para pasar unos días de descanso y disfrutar de la belleza natural del paisaje, especialmente en esta época de los cerezos en flor. Sentimos que no esté pudiendo disfrutar todo los que nos hubiera gustado, pero los cambios de clima y el cansancio acumulado, se están dejando sentir.
El día 5 las hermanas de la comunidad de Japón nos reunimos para tener un día informal de fraternización con Maria Inez. En sus palabras de ánimo nos dejó muy claro que el futuro, no solo de Japón sino de la Congregación entera, está en manos de Dios y que lo que nos toca a nosotras hoy es vivir en fidelidad el carisma de la Congregación: parecernos cada vez más y más a Jesús y transparentar su rostro en las circunstancias concretas que nos toca vivir. Para esto, este es un momento privilegiado, un momento de gracia.
Sentimos profundamente la ausencia de Ester Yamashita fi, que lucha por la vida en un hospital de Matsue y la de las dos hermanas que la acompañan allí, Teresa Ikazaki fi y Marianita Teñoso fi. Estas dos últimas pudieron seguir la charla de Maria Inez a través de Skype. También la de Fuencisla Perlado fi que en este día viajaba desde España a la vuelta de sus vacaciones.
Aprovechamos también el estar juntas para despedir a Carmen Segovia fi, que después de 22 años como misionera en Japón, ha sido destinada de nuevo a Filipinas.
Por la tarde tuvimos la oportunidad de ver un vídeo, preparado por Carmela Rey, profesora laica de Shotoku, con las actividades que tuvimos en el colegio, parroquia, etc. con motivo de la salida de las Hijas de Jesús de Matsue y el cierre del Preescolar de Shotoku. Hemos sentido el profundo agradecimiento de la gente por nuestra labor realizada a lo largo de los años. Después de 63 años de misión en Matsue, el salir de allí es un momento duro para todas, pero en palabras de Maria Inez: “Hemos plantado la vida y con la ayuda del Espíritu va a seguir fructificando”.
Terminamos el día agradeciendo a Dios y a María por todo lo que El ha hecho y sigue haciendo con nosotras, seguido de una merienda cena. Después de esto, los distintos grupos volvieron a sus respectivas casas con ánimo, confianza y esperanza renovadas. “Todo está en manos de Dios, El es nuestro Padre y nunca nos abandona”.
Isabel Romero fi