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Pacto Educativo Global – Un viaje de mil millas

febrero 12, 2024

El Pacto Educativo Global (PEG) marca objetivos a largo plazo. Está visiblemente vinculado con la aspiración a una educación de calidad, el número 4 de los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible de Naciones Unidas (ODS) para 2030. Y no necesitamos hacer reflexiones complicadas para ver la relación del Pacto con cualquiera de los otros dieciséis ODS.

Dice la Fundación Edelvives, cuando ve la sinergia entre Pacto y Objetivos de Desarrollo:

“No estamos ante una serie de eventos inspiradores o interesantes sin más, sino ante una llamada a iniciar un proceso formidable y retador: ubicar la educación como clave de un mundo mejor”.

Se trata de un objetivo “a largo plazo” no porque no sea urgente, que lo es y mucho. Sino porque el conseguirlo no es algo que podamos fijar en el tiempo y mucho menos en un plazo breve.

A veces pienso que es un objetivo inalcanzable, una utopía. Quizá sea un sueño. ¿Es viable, es realista, proponernos alcanzar un gran pacto educativo a nivel global, que nos lleve a comprendernos como una gran aldea que educa a las presentes y futuras generaciones? Ciertamente que no le falta ambición a Naciones Unidas con su “llamamiento universal a la acción para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y mejorar las vidas y las perspectivas de las personas en todo el mundo”.


No es necesario ni imprescindible abordar todos los objetivos a la vez. El PEG ofrece siete perspectivas y poder abordarlo desde siete puntos de vista, nos ayuda a conectar mejor el propósito con la realidad. Quizá nos baste lograr un cierto grado de satisfacción, contrastada en la comunidad educativa, por la consecución de alguno de ellos. Descubrir algunos logros, o por qué no, algunas fallas, puede dar muestras, ser indicio claro, de una opción firme por una educación transformadora.

“Un viaje de mil millas comienza con un primer paso”,

parece que decía Lao-Tze, y la experiencia lo confirma.

El colegio San José, de Medina del Campo (Valladolid) se ha unido al Pacto y, en su reflexión, un grupo de educadores dice sobre la sexta propuesta:

“es difícil encontrar el tiempo y la mejor disposición para hablar con los alumnos. A veces los alumnos que “no dan guerra” pasan desapercibidos …”.

Esas pequeñas observaciones introducen grandes cambios.

El colegio Stella Maris, Almería, dice:

“nos pusimos a trabajar por grupos y pensamos en acciones que nos permitieran trabajar tanto los objetivos del PEG como nuestro plan estratégico. De esta forma, todo tiene sentido y no se ve como «un algo más»”

Efectivamente, la adhesión al PEG no puede ser un añadido, ni se trata de sumar actividades de alumnos.

El colegio Blanca de Castilla, Burgos, también ha hecho su análisis. Concluyen viendo aspectos que tienen más desarrollados, como poner a la persona en el centro; otros que deben profundizar, como responsabilizar a la familia; y alguno en el que han de clarificarse.

Estos tres colegios son de la Fundación Educativa Jesuitinas, de España.

María Teresa Pinto FI

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