En las primeras etapas de la formación reflejan las Constituciones una insistencia especial en vivir la abnegación, considerada indispensable para poner el fundamento del ser de la Hija de Jesús que se está estructurando en la persona y que su significado se aprende sobre todo en la experiencia… (Nº 24 del Plan de Formación General)
Agradezco a nuestro Padre Dios la vivencia de este tiempo en el que fue colocando su gracia, dando ánimo, pues fui sintiendo su invitación a disponerme cada día a vivirla en opción de salida. Puedo ahora encontrarlo en mi vida de otra manera, en el ir haciendo la experiencia con la certeza de que la alegría del corazón radica en compartir, aquello que en lo cotidiano aprendemos a ser y descubrirle en los pequeños detalles, que de mil maneras saben expresar los demás.
Este tiempo compartido fue un verdadero regalo de Dios y que ahora más que nombres y rostros que se me fueron haciendo familiares, me quedo con la vivencia de cada día vivido entre ellos. La gracia de haberlos podido conocer, intercambiar lo que somos, saber que la Vida es Don de vivirla y compartirla con aquellos que vamos encontrando en nuestro caminar, sabiendo que quedarán en nuestras vidas para siempre y que cada instante me fueron recordando lo lindo y maravilloso que es ser creatura de Dios, amadas por Él.
Nancy Margarita Martínez Guilarte
Quiero dar gracias al Señor por la experiencia de abnegación y con ella todos los frutos cosechados, para mí fue un regalo de Dios vivirla en la cuaresma. Con la invitación del Santo Padre Papa Francisco en su mensaje para este tiempo: mirar el otro como un don y yo la complemento, especialmente los más necesitados, que son menos mirados, pues cada día de la experiencia, pude vivenciar y recibir con mucha intensidad el don que fue cada uno y cada una para mí. Y en la entrega para el otro pude descubrir el rostro de Cristo, invitándome a salir de mí misma. Al concluir esta experiencia traigo una sonrisa y el corazón agradecido por todo lo vivido.
Agradezco inmensamente a cada hermana que nos acompañó con sus oraciones, fortaleciendo y animándonos, de modo especial las más de cerca, quienes iban manifestando su interés e íbamos compartiendo lo vivido.
Mariana Coelho Damasceno