Hoy, Viernes santo, miramos tu cruz levantada en lo alto del monte. En silencio adoramos tu ofrenda al Padre. Tus brazos extendidos abrazando a cada persona. Tu cabeza inclinada, abandonada en las manos de Dios. Tu rostro de Siervo sufriente ha quedado desfigurado. Tu costado abierto ha regado la tierra con sangre y agua. Lo has dado todo y te has quedado abierto, pobre y pequeño. Nos amas sin lógica, sin medida, sin nada a cambio. Nos amas porque lo tuyo es amor fiel. Te miramos y te vemos humano, muy humano. Tu humanidad nos sobrecoge y subyuga. Tu amor mezclado en ese misterio de iniquidad nos deja sin palabra. (Cáritas España. Cuaresma – Pascua 2022)
“Han de ponderar mucho delante de nuestro Creador y Señor cuánto ayuda y aprovecha en la vida espiritual admitir y desear con todas las fuerzas posibles cuánto Cristo nuestro Señor ha amado y abrazado… por desear parecerse e imitarle…”. CFI 137
¡Qué difícil nos resulta admitir y desear parecernos a ti en momentos como este!
¡Qué difícil es llegar hasta el final cuando aparece el dolor, nos acecha el sinsentido y se marcha la esperanza!
¡Qué difícil cuando la tozuda realidad se empeña en ir por lugares que no deseamos y vemos cómo nuestros sueños se desvanecen!
¡Qué difícil seguirte, Señor, hasta el final!
Acepto mi incapacidad para avanzar contigo hasta la cruz.
¿También tú, como Pedro, te sientes incapaz de seguirle hasta la cruz? Quédate cerca de Él en medio de tus negaciones y tus silencios, quédate cerca. Crea un espacio para dejarte mirar. Para captar cómo mira Él las cruces de nuestro mundo; y las de las personas que conoces; y las tuyas… Dile que deseas vivir como Él. Y que, junto a las muchas veces que te quejas de tener sed, al final de tu vida, quieres decir, también, tu “Está cumplido”.